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Un reto interior

Fernando Vázquez ve clave el "trabajo mental" para conjugar bien la Liga y la Europa League

Fernando Vázquez // JUAN VARELA

El Celta, presidido por Mouriño, inicia en Lieja su participación en la competición europea menor. La escuadra no ha ofrecido buenas sensaciones en el inicio liguero. Su maquinaria se resiente de la pérdida de su jugador ofensivo más talentoso, el que partía desde la banda izquierda. Sucede en 2016. Sucedió en 2006. Aquella temporada concluyó con el descenso a Segunda División. Fernando Vázquez, el entrenador de aquella escuadra celeste, analiza los paralelismos: "Deseo que no ocurra lo mismo al final. Y no creo que ocurra. Pero jugar en Europa es un desgaste importante. Es así de claro".

La secuencia varía un tanto. El Celta regresa a Lieja con tres derrotas ligueras. En su primera visita había perdido 2-3 con el Barcelona y había ganado 1-2 en Tarragona, donde Lucas y Pablo García se habían lesionado. Fue después cuando la dinámica empeoró, con tropiezos ante Espanyol y Osasuna. El enfrentamiento contra el Standard era, además, una eliminatoria previa a la fase de grupos. El Celta cruzó esa frontera ganando 0-1 en Bélgica, con gol de Gustavo López, y 3-0 en Balaídos.

Vázquez había logrado el ascenso y la clasificación europea en secuencia. El santiagués asegura: "Yo tenía mucha ilusión puesta en esta competición". Del encuentro en el Maurice Daufrasne recuerda: "Fuimos con gran ilusión, con gran expectación, y yo quedé encantado con el rendimiento del equipo. Es un campo coqueto para jugar, una ciudad pequeña, buen ambiente... Habíamos hecho algunas rotaciones con respecto a la Liga, en la que tampoco habíamos empezado bien".

Aquel Celta firmó una buena trayectoria en la UEFA. En el grupo, a una sola vuelta, empató con el Frankfurt, (1-1) perdió en Newcastle (2-1), empató en Palermo (1-1) y ganó al Fenerbahce (1-0). Después eliminaría al Spartak (1-1 y 2-1) y caería ante el Werder Bremen (0-1 y 2-0) con polémica. "En los dos partidos hubo decisiones arbitrales cuestionables. No tuvimos suerte en el sorteo. El Werder Bremen venía de la Champions. Pero hicimos una gran fase de grupos. Fue un subidón tremendo".

Vázquez pronto tuvo que combinar el entusiasmo por la UEFA con la angustia liguera, cuando el equipo se estabilizó en la zona peligrosa. Aunque el bloque se había mantenido, David Silva había regresado al Valencia. El club se gastó cinco millones en su sustituto, Nené, jugador de perfil contrario. "Silva empezaba. Me pitaban por no sacar a Gustavo y ponerlo a él. Me costó algún disgusto. Yo sabía que iba a alcanzar un gran nivel. Había sido un jugador importantísimo para nosotros. Pero teníamos un gran equipo. El otro día aún vi un partido contra el Atlético en Canal + Replay. Perdimos 1-3 pero hicimos un gran fútbol. El equipo daba un nivel altísimo, entre ellos Nené. Nada que ver con Silva, evidentemente, era un jugador de banda claro, puro, y a Silva ya le molestaba jugar por banda. Él prefería otra posición, pero el equipo lo requería ahí".

Muchos factores pesaron en el descenso, "circunstancias que ahora se me escapan, quizás entonces menos", confiesa Vázquez. "Pero aquel Celta tenía un poderío impresionante. Yo también me preguntaba en esa época por qué habíamos caído en esa posición. El fútbol tiene a veces cosas difíciles de explicar".

Pero sí existe una clave evidente en su memoria: "El desgaste que supone jugar en Europa para un equipo que no está acostumbrado a jugar cada tres días con continuidad". Y no habla de cuestiones físicas: "Es una distracción en los entrenamientos. La sensación que tenía es que el equipo mostraba una gran nivel en Europa y sin embargo, a continuación? El nivel europeo es el máximo al que puedes aspirar, tienes la adrenalina muy alta. Después juegas en Liga y dependiendo contra quién te toque sólo te queda bajar. El equipo ponía muchas ilusiones en la UEFA. Y cuando subes una montaña, ya solo puedes bajar. Ese pico de tensión a veces cae en la Liga inconscientemente. Es un poco lo que nos pasó ese año y con lo que tiene que tener cuidado Berizzo".

A Berizzo lo dirigió durante la campaña en Segunda. "Sabía que tenía madera de entrenador, hablábamos y era de los que ya veía el fútbol como técnico". Advierte que el argentino "tiene experiencia como jugador en competiciones europeas. Ese trabajo mental lo tiene que hacer el entrenador. Como Berizzo jugó en Europa, sabe lo que sentía y qué pasaba. Es posible que esté mejor preparado que yo para entender esa situación".

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