La séptima jornada del Abierto de Estados Unidos condujo al serbio Novak Djokovic a los cuartos de final por la puerta grande y al español Rafael Nadal a la eliminación ante el joven francés Lucas Pouille. España se queda sin representantes en este torneo.

Djokovic, número uno del mundo, que defiende el título de campeón, despejó las dudas que surgieron tras su paso a octavos después de haber disputado apenas un partido de cuatro sets y seis juegos del primero de la tercera ronda, debido a las retiradas de sus respectivos rivales.

Esta vez jugó el partido completo y lo hizo ante el británico Kyle Edmund, número 84 del mundo, convertido en el verdugo de los cabezas de serie después de eliminar al francés Richard Gasquet, decimotercero favorito, y John Isner, vigésimo.

Pero su racha triunfal acabó en cuanto tuvo que medirse con Djokovic que confirmó que ni está en crisis de juego ni tiene problemas físicos.

El jugador serbio mostró estar en gran forma y en la pista central Arthur Ashe barrió por completo a Edmund al que venció por un contundente 6-2, 6-1 y 6-4. El número uno del mundo apenas necesitó una hora y 55 minutos para acabar con el sueño de Edmund. Su próximo duelo será ante el francés Jo-Wilfried Tsonga, noveno cabeza de serie, que se impuso por 6-3, 6-3, 6-7 (7) y 6-2 al estadounidense Jack Sock.

Por su parte, Rafael Nadal, cuarto cabeza de serie, quedó eliminado al perder por 6-1, 2-6, 6-4, 3-6 y 7-6 (6) ante Pouille, en un partido lleno emoción durante las cuatro horas y seis minutos que duró.

Los dos jugadores colocaron golpes, defensas y contragolpes de altísimo nivel. Con esa tónica constante, disputaron todo el partido en el que Nadal llegó a tener una rotura en el parcial definitivo, pero no lo pudo cerrar. Superó las tres primeras pelotas de partido a las que se enfrentó pero en la cuarta Pouille lo eliminó.

Nadal, dos veces ganador del Abierto, había tenido un paso arrollador en sus tres primeras presentaciones, sin secuelas de la lesión que lo había marginado entre Roland Garros y los Juegos de Río de Janeiro.

Sin ceder sets hasta este partido, el español buscaba hacerle sentir esa diferencia de desgaste a un Pouille que en sus dos últimos partidos también tuvo que jugar hasta el quinto set.