El Atlético de Madrid estrenó la nueva temporada con un empate en el Vicente Calderón contra el Alavés, un muro insuperable para el conjunto rojiblanco hasta el minuto 92, cuando un penalti transformado por el francés Kevin Gameiro le puso por delante, aunque instantes después Manu García empató con un ajustado y certero tiro.

Ya se sentía entonces ganador el conjunto rojiblanco, que siempre propuso mucho más y dispuso de ocasiones para ganar, pero a veces con una sensación de atasco, sin un plus de creatividad y desborde para superar el planteamiento defensivo de su adversario, unos momentos inabordable y otros resistente para celebrar su vuelta a la elite con un notable empate, conseguido cuando ya parecía derrotado.

Le costó al Atlético la maduración del partido. Empujó hacia atrás al conjunto vitoriano, que perdió a Zouhair Feddal por lesión en el minuto 11, pero chocó de principio con una estructura sólida, que no tenía duda ni en su repliegue intensivo ni en su vocación de contragolpe. Era su plan, inalterable con el avance de los minutos.

Una dificultad recurrente para el Atlético. Al cuarto de hora no había habido ni una sola ocasión. Después, sí. Sin desbordar a su adversario, cabeceó dos veces a portería; tiró tres desde fuera del área; rozó el poste con un derechazo del belga Yannick Carrasco y perdonó dentro del área, con un remate fallido, alto, de Gameiro.

Activo todo el encuentro, el delantero francés no paró de moverse. La idea está definida: sus compañeros le buscan por raso en cada centro al área, dispuestos a aprovechar su capacidad goleadora y su inalcanzable rapidez en espacios cortos. Aún debe acoplarse del todo, pero su intención fue constante. También para la presión.

Al descanso, 0-0. Mérito de un trabajado Alavés, incómodo para el Atlético, omnipresente en torno a su área, indemne en el marcador y resistente contra un equipo rojiblanco que atosiga a su rival en cada salida, juega en campo contrario, tiene velocidad y propone decenas de centros sobre la meta rival.

El marcador premiaba al Alavés y presionaba al Atlético, enredado en la 'telaraña' del conjunto vitoriano, atascado en los últimos metros, en la zona donde se ganan los partidos, con sólo dos oportunidades en 25 minutos de segundo tiempo, las dos del uruguayo Diego Godín; mucha posesión y centros al área sin ningún rematador.

Hasta la ofensiva final, con una ocasión al poste de Fernando Torres, a gran nivel; con una milagrosa doble intervención en el área pequeña al borde del final del portero Pacheco y con un final increíble, con gol de penalti de Gameiro en el minuto 92 y con el empate, instantes después, de Manu García para el Alavés.