En A Madroa la escena se repite de manera constante cada lunes. A las nueve de la mañana, los padres, madres y abuelos de cien jóvenes se acercan a la puerta para dejar a los jóvenes futbolistas que comienzan a participar en el campus que organiza la Fundación Celta. Es el cuarto de la actual temporada y todavía que por desarrollarse el último la próxima semana. Alex Abalde, y su equipo, inician su trabajo de coordinación. Ropa, instrucciones, reuniones y elaborar los grupos en los que se dividirán. Los campus, que siguen la misma metodología que los entrenamientos de las categorías inferiores del Celta, transmiten una filosofía especial. Lo dice su responsable al señalar que "son jóvenes, aprenden rápido y además se involucran. Cada año se nota que vienen ilusionados y con más ganas de aprender". Algunos repiten, pero la mayoría son nuevos en esta experiencia.

Ayer, a todos ellos, les tocó una sesión especial. Además de ser la primera, coincidieron con la plantilla de Eduardo Berizzo. Rostros de ilusión en los amplios vestuarios de A Madroa. Allí todos coincidieron en el pasillo. "Estar cerca de los jugadores profesionales también supone un estímulo especial para ellos. Es gratificante y creamos una cultura del celtismo" Ayer comenzaron a celebrarse los campus de Cangas, Marcón e Illa de Arousa, mientras cumple su segunda semana el de Manzaneda. Este último es una novedad en el calendario de actividades con respecto a temporadas anteriores.