Todo apuntaba en el circuito austríaco de Spielberg a que el alemán Nico Rosberg prolongara su racha y sumara una nueva victoria por delante de Lewis Hamilton con la que apuntalar su liderato. El alemán estaba realizando una carrera de libro, sin sobresaltos -bastante tuvo con ver cómo Vettel se iba contra el muro al estallarle una rueda-, mientras que Hamilton cada vez que pasaba por el garaje confiando en la estrategia para hacerse con la cabeza sufría un sobresalto. Así una vuelta y otra, y el Gran Premio de Austria se disputa a nada menos que a 72 giros...

Pero con Hamilton soplando en el cogote nadie puede confiarse. A cuatro del final se puso ya a tiro de DRS de su compañero de equipo y empezó a jugar con los nervios. Propios y ajenos. Templó los suyos, rompió los de Nico. Amagó a la izquierda y en la última vuelta atacó por la derecha. A las bravas y por el exterior. Rosberg, de nuevo vencido, humillado, quiso jugar duro, excensivamente duro, y lo pagó caro. Forzó el toque llevando a Hamilton fuera de la pista pero fue su Mercedes quien terminaba hecho jirones. No sólo no evitó la victoria del británico sino que veía cómo en las cuatro curvas que le restaban para cruzar la línea de meta le superaban el joven holandés Max Verspappen con el Red Bull y el veterano finlandés Kimi Raikkonen con el Ferrari.

Para cuando Hamilton inició la batalla final contra Rosberg el asturiano Fernando Alonso ya estaba de vuelta en el garaje de McLaren tras sumar un nuevo abandono. Mal comenzó el Gran Premio para el ovetense con aquel infantil error del equipo equivocando los neumáticos el sábado en la clasificación y mal terminó ayer, cuando el propulsor Honda se quedaba sin potencia cuando el asturiano estaba defendiendo la décima plaza. En menos de una vuelta cedio tres posiciones y apostó por una muerte dulce a cinco del final...

"Tuvimos problemas con el motor eléctrico desde la tercera vuelta. Ha sido un Gran Premio para olvidar", comentaba el asturiano tras la carrera.

McLaren, no obstante, pudo disfrutar ayer de sus primeros minutos de gloria de los dos últimos años. Y de protagonismo televisivo. Y es que Jenson Button, tercero en la parrilla gracias a las sanciones de Vettel y Rosberg, se colocó segundo tras apagarse el semáfaro y allí aguantó seis vueltas "chupando cámara" tras el Mercedes de Hamilton y el Ferrari de Vettel, antes de ir cediendo posisiones. Tremendamente meritoria en todo caso la carrera del británico, que finalizaba en la sexta plaza, como también lo fue la del madrileño Carlos Sainz, que concluyó octavo tras tomar la salida en la decimoquinta posición, justo por detrás de Alonso.

El susto, mayúsculo, lo protagonizaba Sebastian Vettel al cumplirse la vuelta 27. El alemán, que lideraba la carrera, no tenía otra oportunidad que la de jugarse la victoria a una única parada en boxes y tanto quiso alargar la vida de su primer juego de neumáticos que le reventó el trasero derecho en plena recta. Afortunadamente cruzó la pista de un lado a otro sin encontrarse con el Mercedes de Rosberg que rodaba tras él.

El abandono de Vettel, al que iguala Raikkonen en la general, deja más solitarios en cabeza a los Mercedes, aunque la diferencia entre ellos vuelve a estrecharse. Así, Rosberg llegará a la próxima cita, en Silverstone, la "casa" de Hamilton, con sólo11 puntos sobre el inglés