Luka Modric, en un arranque de magia y genialidad, dio tres puntos a Croacia gracias a un tanto espectacular que acabó con Turquía (0-1) y encumbró a un jugador mayúsculo que comenzó la Eurocopa con una exhibición con la que derrotó al conjunto otomano.

Modric, solo Modric, fue capaz de desatascar un encuentro que hasta su golazo, en el minuto 41, estaba muy apagado, sin casi ocasiones para ninguna de las dos selecciones, ambas prácticamente sin ideas a lo largo del primer acto.

El jugador del Real Madrid también estaba casi fuera de combate, sin apenas relevancia en el juego por culpa de la tela de araña que montó Fatih Terim en su zona del campo. Aunque no tocó la pelota en los primeros 45 minutos todo lo que debería, siempre lo hizo bien. Y, en muchas ocasiones, acabó en el suelo por las faltas turcas.

Hasta que se paró el tiempo con su volea en el minuto 41, sólo Mario Mandzukic y Milan Badelj, con dos disparos inocentes, consiguieron disparar entre los tres palos de la portería de Volkan Babacan.

Croacia, con casi toda la posesión del balón, era incapaz de inquietar al cuadro otomano, que, con Arda Turan desaparecido en combate (preocupante su estado de forma), sólo apareció con la alegría de Hakan Çalhanoglu y con un cabezazo clarísimo de Ozan Tufan que se encontró casi sin querer Danijel Subasic.

Entonces, cuando el descanso estaba al caer, apareció Modric para crear la fotografía de la jornada. El croata recogió un balón-globo desde 25 metros y, con una volea espectacular, batió a Babacan, que tal vez pudo hacer algo más para evitar el tanto.

Terim reaccionó en el descanso sacando al terreno de juego a Volkan Sen y, pese a unos primeros impulsos esperanzadores para los turcos, el cambio no afectó al juego y Croacia tomó rápidamente el mando del partido. Fruto de ese dominio, Darijo Srna dispuso de dos ocasiones seguidas muy claras. En la primera, mandó una falta al larguero. En la segunda, no tuvo puntería cuando tenía toda la portería para rematar el balón.

Entonces, Terim se cansó de Arda Turan y le sentó en el banquillo con media hora de juego por delante. Sin él sobre el campo, Turquía aumentó un punto sus revoluciones. Croacia, que por fin se había convertido en un equipo con Modric al mando de las operaciones, sufrió algunos de los empujones del cuadro otomano, que, sin embargo, no tuvo ocasiones claras. Croacia sí dispuso de más y pudo aumentar su renta, pero el marcador no se movió.