Pitos y aplausos al himno y la mezcla sin incidentes de la bandera de España con las esteladas catalanas, del Sevilla y del Barcelona, marcaron el inicio de la final de Copa en el Vicente Calderón, en cuyo palco se encontraban los reyes Felipe VI y Letizia. Mientras el sector barcelonista del público silbó el himno, los aficionados del Sevilla lo tararearon y aplaudieron mientras sonaba por megafonía a muchos decibelios.

La fiesta del fútbol, en todo caso, eclipsó a la polémica de las banderas. Esteladas hubo, sí, pero más fueron las cuatribarradas oficiales de Cataluña y las banderas azulgranas barcelonistas. En el bando andaluz, banderas de España y, sobre todo, bufandas del Sevilla. Una jornada sin incidentes, mientras la Policía, que controlaba todos los accesos al campo, registraba todos los bolsos y mochilas que los aficionados querían introducir al Calderón. En la "fan zone" sevillista no faltó la nota de humor: "Menos esteladas y más cerveza helada", cantaban.

El respeto entre las aficiones también lo trasladaron al campo ambos equipos. Y es que los jugadores del Barcelona y del Sevilla se hicieron mutuamente el pasillo al saltar al césped del Vicente Calderón para reconocer a su rival el mérito de haber sido campeón de Liga, en el caso del equipo catalán, y de la Liga Europa, en el del andaluz.

Con las gradas del estadio del Atlético de Madrid repletas en sus algo más de 55.000 asientos, los once titulares elegidos para disputar la final por sus respectivos técnicos, el asturiano Luis Enrique Martínez y el vasco Unai Emery, se alinearon en sendas filas paralelas sobre el césped al salir de los vestuarios. A renglón seguido, los capitanes del Barcelona, Iniesta, y del Sevilla, Coke, pasaron juntos por el doble pasillo que habían formado sus compañeros mientras recibían la ovación de todo el campo. Este peculiar e histórico doble pasillo dio paso al comienzo del partido. Ya solo se habló de fútbol.