El Lalín dio ayer un paso atrás en su lucha por evitar el descenso a Primera Autonómica al perder en su feudo ante un Villalonga que llegaba al Cortizo con el ascenso y el título de campeón asegurado. A pesar de la diferente motivación de ambos equipos, los visitantes terminaron haciendo valer su solidez y su efectividad ante un Lalín que mereció mejor suerte por su empuje en el tramo final. Tras este tropiezo, los dezanos caen de nuevo a puestos de descenso directo a falta de dos jornadas para que finalice la competición. A su favor juega sin embargo una clasificación muy apretada, con seis equipos separados por tres puntos.

El encuentro disputado ayer en el Cortizo tuvo dos partes opuestas. La primera estuvo marcada por el respecto y la cautela, con pocas ocasiones para ambos equipos. Las mejores fueron sin embargo para los visitantes, que se encontraron en varias ocasiones con la respuesta de un acertado Michi. El Lalín por su parte aguantó el chaparrón como pudo. Apostó por el orden defensivo pero no encontró espacios ni acierto a la hora de buscar la contra y la velocidad de sus hombres de ataque.

Tras el paso por vestuarios, el partido cambió. Los rojinegros movieron el banquillo y salieron en busca de la victoria. Su paso adelante regaló espacios a un Villalonga que inquietaba por la calidad de sus jugadores. Una combinación entre dos de los más destacados, Saúl y Diego Blanco, terminó con el tanto que terminaría decidiendo el choque, con un pase en profundidad que el veterano goleador aprovechó para batir a Michi.

A partir de ese tanto, el encuentro se convirtió en un querer y no poder por parte del Lalín. La salida de Jemba los llevó a buscar un juego más directo en busca de su delantero y las ocasiones comenzaron a sucederse. La más clara de ellas estuvo en las botas de Jemba, que no pudo batir a Iván Parada en una clara ocasión. En otra de ellas, los rojinegros no supieron aprovechar un error de la zaga visitante en un saque de córner.