El Porriño incendió la Copa de la Reina al eliminar en una tarde inolvidable, al actual campeón, el Rocasa, tras un ejercicio infinito de coraje y pelea. Una sensacional Susi en la portería, la defensa colosal y la velocidad en ataque acabaron por reventar a las canarias incapaces de competir en entusiasmo con las chicas de Abel Estévez.

El sorteo no había sido benévolo con el Porriño y le emparejó en cuartos de final de la Copa de la Reina al actual campeón, el Rocasa Gran Canaria, una empresa compleja que afrontaron sin embargo con la determinación de quien sabe que está ante una ocasión única. Sara Gil y Andrea inauguraron el marcador y pusieron el marcador 0-2 a favor del del Balonmano Porriño. Con ataques rápidos y profundos el Balonmano Porriño sorprendió al Rocasa Gran Canaria y a los ocho minutos de partido Paco Santana pidió tiempo muerto ya que perdía 2-6. Sus pupilas estaban cometiendo demasiados errores y su rival lo estaba aprovechando al máximo bien dirigidas por Cecilia Cacheda.

El partido tenía un ritmo trepidante y el Balonmano Porriño siguió sorprendiendo al Rocasa en el contragolpe. En el minuto quince Barbara recibía su segunda exclusión, un problema serio, algo que aprovechó el cuadro canario para acercarse en el marcador. Tras varias paradas de Silvia Navarro el Rocasa Gran Canaria se acercó en el marcador peligrosamente hasta colocarse a tan solo un gol de diferencia (9-10). El Balonmano Porriño siguió en su empeño y bajo la dirección de Cecilia Cacheda que volvía a la pista tras su lesión se mantuv por delante en el marcador. Francisco Santana hacía cambios en su primera línea pero Susi desquició a sus lanzadoras. A falta de dos minutos para el descanso una exclusión de Sandra (que solo vieron los árbitros) puso en tensión al numeroso público que se encontraba en el pabellón. Las jugadoras de Abel aguantaron la presión y marcaron dos goles en inferioridad numérica y se fueron al descanso con tres goles de ventaja (11-14).

En la segunda parte una y otra vez las jugadoras canarias se daban contra el muro formado por la defensa de las porriñesas. El Balonmano Porriño seguía siendo el dueño del partido, el público vibraba en las gradas y las canarias no encontraban el modo de romper su defensa y empezaron a desquiciarse. El Porriño tenía soluciones para todo y cerró la puerta a cualquier esperanza de las de Santana, incapaces de reducir la ventaja por debajo de los cuatro goles. Glorioso Porriño.