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Liga - Jornada 30ª valencia-celta

Una sensación magnífica y extraña

La madurez mostrada por el Celta en Mestalla permite volver a soñar con grandes gestas, como hace más de una década

Marcelo Díaz intenta cortar una internada valencianista. // LOF

Una sensación tan magnífica como extraña recorre el sistema nervioso de los celtistas al ver el avance imparable de su equipo. Hacía más de una década que el conjunto celeste no regalaba a los suyos una temporada parecida a la presente. Con la victoria en Valencia, los de Berizzo parecen dejar de preocuparse por si estarán o no la próxima temporada en Europa y con la madurez demostrada tanto ayer como en sus últimos triunfos se autoinvitan a mirar hacia metas más ambiciosas.

MESTALLA

Tradicionalmente al Celta suele costarle pescar en río revuelto. El cuadro celeste siempre ha sido dado a adoptar ese papel de buen samaritano y regalar puntos a los más necesitados. Y al Valencia le hacía falta reconciliarse con Mestalla después de quedarse fuera de la Europa League esta semana. Pero el Celta supo jugar con eso y volver esa circunstancia a su favor. El equipo che salió en tromba al inicio de la primera y de la segunda mitad, pero no encontró la llave para abrir las puertas de la portería de Sergio. Entre los de Gary Neville y la afición valencianista cundió la impaciencia, que se tradujo en desorden y precipitación en el campo y en un concierto de viento en las gradas. Y en medio de los silbidos, el Celta golpeó con fuerza.

saber sufrir

Ayer se vivió una batalla entre dos estilos. El Valencia, cuando llevó el peso del juego, hizo mucho daño al Celta con su juego directo y con su vertiginosa verticalidad de medio campo hacia delante. Paco Alcácer, que no solo es un excepcional rematador sino un gran jugador al primer toque, fue el foco de las ofensivas locales desahogando balones a las bandas para las llegadas de Rodrigo y Santi Mina. Con esas armas, el Valencia hizo pasar a los de Berizzo muchos apuros, en especial al inicio de la segunda mitad, en la que solo Guidetti se libró de atrincherarse alrededor del área. Todos arrimaron el hombro para mantener la portería a cero.

BALÓN al SUELO

Al igual que el Valencia llevó el partido a su terreno en los inicios de cada mitad, el Celta recuperó por dos veces la manija con un arreón final por todo lo alto. Los de Berizzo, que en un principio abusaron de los pelotazos a Beauvue, entendieron que para hacer daño al Valencia tendrían que buscar opciones por detrás de la línea que marcaron Danilo y Javi Fuego. En cuanto aparecieron Wass y Orellana entre líneas el Celta carburó y generó ocasiones claras. Beauvue, Nolito y Guidetti dejaron de estar aislados y participaron del juego colectivo habitual de los célticos. Llegó el remate al palo del delantero sueco y otros dos disparos desde la frontal de Wass y Orellana en los que tuvo que intervenir, providencial, Ryan.

La lectura de berizzo

La buena defensa del Celta no podría haber aguantado el constante asedio al que la sometió el Valencia en la segunda mitad. Los vigueses no eran capaces de alejarse de las inmediaciones de su área con el balón controlado y estaban perdiendo la pelea del centro del campo. A falta de veinte minutos y después de que Sergio hubiese mantenido a flote al Celta con dos paradones ante Rodrigo, Berizzo entendió lo que necesitaba el equipo. Lo primero era parar el juego y lo segundo, oxígeno. Mató dos pájaros de un tiro con el cambio de Claudio Beauvue por Pape Cheikh. El canterano le dio al Celta ese músculo que le faltaba y fortaleció la medular, por la que ya no hubo más vías de escape. Este movimiento no pudo haberle salido mejor al técnico argentino, que no solo inclinó la balanza a su favor, sino que también desató un maremoto sobre la portería del Valencia.

eL éxtasis

Todo el sufrimiento anterior se tornó en un clímax de quince minutos en los que el Celta ganó el partido y disfrutó de todas las ocasiones que no había generado antes. Todo empezó con una cabalgada de Jonny en la que se plantó solo ante Ryan y remató al palo. Sin tiempo para pestañear, Nolito le puso a Orellana un balón al punto de penalti para que el chileno se inventase el gol de la jornada con una dejada de tacón a Guidetti, que fusiló la red. Aún no se habían vuelto a sentar en el banquillo celeste después de la celebración del tanto del sueco cuando Hugo Mallo se fabricó el segundo con una jugada personal. El partido encarrilado y el público de Mestalla hecho una furia. En medio de la vorágine, el Celta siguió a lo suyo. Wass y Orellana pudieron terminar la velada en goleada si hubiesen definido en sus respectivos mano a mano ante Ryan.

EUROPA

Tras ganar a la Real Sociedad y al Valencia, al Celta le quedan por delante otras ocho finales. Tal y como han ido evolucionando los resultados, los de Berizzo no deben conformarse con ir a Europa de cualquier manera. La séptima plaza, aunque un premio, es una cuchilla de doble filo que obligaría al equipo a jugar la previa de Europa League en medio de la próxima pretemporada. El objetivo ha de ser la sexta o la quinta posición; o incluso soñar con alcanzar al Villarreal, que solo está a seis puntos.

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