"Está claro que lo intentaré de nuevo, siempre y cuando las fuerzas me acompañen". Así de contundente se expresa Delio Fernández pocos minutos después del final de la cuarta etapa de la París-Niza, que sirvió para que Nacer Bouhanni se quitase la espina de su descalificación del martes adjudicándose el triunfo y para que el moañés diese de nuevo muestras de su combatividad, entrando en la que fue la fuga de la jornada.

El corredor del Delko-Marseille protagonizó junto al belga del Lotto Jumbo Sep Vanmarcke y a un ilustre veterano del pelotón como Sylvain Chavanel una escapada que bien pudo haber dado al traste con los planes de los velocistas de tener una nueva llegada al sprint. "Teníamos que intentarlo porque había un puerto cerca de meta, los sprinters estaban pasando dificultades y los equipos estaban desorganizados", relata. El hachazo les permitió gozar de cierta ventaja y entrar en los cinco kilómetros finales con 20 segundos de renta. "La verdad es que iba con dos corredores de máximo nivel y grandes rodadores. Yo iba muy colgado detrás colaborando como podía con la esperanza de llegar. Pusimos en jaque al pelotón", añade. La reacción atrás no se hizo esperar y el gran grupo engulló al morracense y sus compañeros de viaje cuando apenas quedaban 500 metros para la línea de meta. "Fue una pena, pero hay que probar suerte", señala.

Una suerte que ya había probado el día anterior, formando parte de una fuga cuando la etapa tuvo que ser neutralizada por la nieve. "Aquí están los mejores corredores del mundo y cualquier cosa que hagas tiene más importancia pero también más dificultad. Nosotros somos un equipo modesto y nuestro objetivo es dejarnos ver, especialmente en las fugas, así que hay que intentarlo aunque sea complicado", reflexiona.

La ausencia de un jefe de filas definido favorece esa movilidad dentro del pelotón, en un papel que viene como anillo al dedo a Delio Fernández. "Tengo más libertad porque no hay un líder claro ni una referencia, así que nos repartimos el trabajo en función de las características de cada uno. Unos días se guardan unos y otros los demás. Hay que buscar las fugas en función de cada etapa", afirma, ya que la lucha por la clasificación general, como admite el moañés, "está muy lejos de nuestro alcance". Fernández ocupa el puesto 52 a un minuto y 20 segundos del líder de la general, el australiano Michael Matthews (Orica Greenedge).

El buen papel del corredor de O Morrazo se produce en una carrera que ha acaparado titulares en los últimos días por la presencia de nieve y unas condiciones meteorológicas muy duras. Fernández, sin embargo, resta trascedencia a este hecho. "Las imágenes de ayer [por el miércoles] eran muy espectaculares, pero tampoco llegamos a pasar mucho frío. Sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar y ya íbamos muy preparados. Al ser neutralizados ya nos abrigamos y de allí al hotel", afirma. Ha habido días peores, y en esta misma temporada. "Son peores las etapas en las que llueve y no lo tienes previsto. En el Tour del Mediterráneo hubo un día con 3-4 grados, empapado por la lluvia, sin comer, sin estar abrigado y me entró una tiritona que tuve que bajar de la bicicleta porque no movía las piernas", sentencia.