Golpe a la línea de flotación del Academia Octavio en una temporada que ha adquirido tintes dramáticos para el club vigués. El Comité de Competición castiga con dureza el enfrentamiento con la pareja arbitral que dirigió el encuentro contra el Bidasoa, disputado el 22 de noviembre en el Central de As Travesas. Competición suspende durante dos meses al entrenador, Javier Fernández 'Jabato', y durante un mes a su ayudante, Pablo Alemany 'Peque'. Además, clausura la pista durante un encuentro, que los académicos deberán disputar a más de cien kilómetros de su sede habitual. Un multa de 1.500 euros culmina lo que el presidente, Javier Rodríguez, califica como "atropello". El dirigente medita consultar con los socios del club la retirada del equipo. Jabato ha presentado su dimisión pero Rodríguez le ha pedido que aguante al menos hasta que se sepa si Apelación revoca o atenúa el castigo.

El Octavio-Bidasoa concluyó con un 15-31 a favor de los irundarras. "El marcador está ahí. No hemos perdido por los árbitros", ya establecía Jabato a la conclusión de aquel encuentro. Pero esa gran diferencia entre ambos contendientes no impidió que fueran constantes las fricciones con la pareja arbitral formada por Daniel Portela y Martín Martínez, ambos de Bueu.

La tirantez con estos árbitros viene de lejos, por varias actuaciones que no agradaron en el Octavio. Portela y Martínez incluyeron en el acta de un encuentro que las líneas de la cancha de Navia no se divisaban bien, lo que obligó a la mudanza al Central.

Las protestas de Jabato durante el partido contra el Bidasoa fueron castigadas con dos minutos. A Peque, en la segunda parte, le mostraron tarjeta roja. En el acta, los árbitros escriben que lo expulsaron por gritarles: "No tenéis ni puta idea". En ese instante concreto, sin embargo, Peque clamaba: "Lo están matando" por los golpes que su pivote Bernárdez estaba recibiendo sin que los árbitros lo sancionasen.

Al final del encuentro, Jabato se dirigió hacia ellos de forma acalorada. "No vais a volver a pitar en este campo", cuentan los árbitros que les dijo el técnico. Aseguran además que agarraba la mano de uno de ellos (reteniéndosela tras saludarlo, se supone) y que la delegada y varios jugadores tuvieron que apartarlo. En realidad, fue el presidente, Javier Rodríguez, el que se interpuso entre Jabato y los árbitros. Rodríguez, según indican en el acta, les espetó por su parte: "Voy a impugnar el encuentro".

Sobre la base de este relato, el Comité de Competición emitía ayer su dictamen. El presidente del comité, Francisco Davó, el vocal, Ángel López, y la secretaria, Elena Borrás, acuerdan imponer dos meses de suspensión a Jabato (por "insultar y tratar de intimidad a los árbitros", explican) y uno a Peque, a contar desde el próximo lunes. Clausuran el Central durante un partido, que deberá disputarse a un mínimo de cien kilómetros de distancia, e imponen una multa accesoria de 1.500 euros.

"Un atropello", clama Javier Rodríguez, que no desea de momento realizar más declaraciones. En el Octavio creen que lo sucedido no merece semejante castigo. Recuerdan que incidentes más graves, incluso de orden público, suceden en otras canchas cada temporada sin que jamás se llegué a la clausura, y que a otros entrenadores no se les penalizan protestas más graves.

La suspensión de Jabato afecta de forma profunda al equipo en un deporte que exige que el entrenador tome decisiones constantes durante los sesenta minutos de juego. Y además sin la posibilidad de que Peque lo reemplace durante un mes. El extremeño, que nunca vio una tarjeta roja en 25 años como jugador o técnico de balonmano, está destrozado. Ha decidido presentar su dimisión. Javier Rodríguez no se la acepta. Le ha pedido que aguante hasta que el Comité de Apelación se pronuncie. El Octavio tiene diez días para recurrir.

Rodríguez está considerando la posibilidad de retirar al equipo de la División de Honor Plata. La situación ya era grave. El Octavio es colista. Su adolescente plantilla está sufriendo. La lesión de Silva han pesado. La reducción en las ayudas municipales impide concretar fichajes como el del cubano Hechavarría, que se considera necesario. La decisión de Competición provoca desesperación. El presidente se plantea efectuar un referéndum entre los socios del club en el primer encuentro que puedan disputar en casa para que decidan si se sigue compitiendo. El club, a punto de cumplir su 50º aniversario, afronta su peor encrucijada.