El Pontevedra se volvió a reencontrar con la victoria en casa ante el Izarra en un duelo que se resolvió en la primera parte con dos goles de Carnero y uno de Borjas de penalti. Los granates fueron capaces de mantener el resultado tras el descanso pese un visible bajón de nivel que su rival aprovechó para intentar reducir distancias.

Tras unos minutos de tanteo por parte de los dos equipos, el encuentro se decantó del lado local al decretar el colegiado una pena máxima por un derribo de Borjas dentro del área que el propio delantero canario se encargó de transformar. Siete minutos después los navarros empatan en el electrónico a balón parado con un remate impecable de Briñol tras un saque de esquina, en el que la defensa pontevedresa no estuvo acertada.

El gol en contra hizo reaccionar a los de Pasarón. Pasada la media hora de juego Pablo Carnero hizo el segundo tras una enorme jugada colectiva iniciada por Borjas en banda y culminada por su pareja en la punta de lanza beneficiándose de un gran pase del canario con el exterior. El tercero no tardó en llegar. En una acción extraña, en la que un jugador del Izarra estaba tirado sobre el césped, el Pontevedra continuó la jugada que se presumía iba a terminar en nada, pero lo que aparentemente era un despeje del portero Aitor Navarro para que atendiesen a su compañero, se convirtió en una asistencia de lujo para Jandrín, quien cedió el balón a Pablo Carnero para anotar el tercero libre de marca.

Entre los dos goles, el autor del gol navarro, Briñol, tuvo que ser sustituido por un golpe accidental con Carnero en el que el jugador granate vio la tarjeta amarilla. Esta acción sumada a las circunstancias que rodearon el segundo tanto provocaron la indignación del banquillo visitante, quienes se encararon con el bigoleador de ayer.

La segunda mitad comenzó con polémica al no ver el árbitro una clara mano de Ziganda dentro del área. Pese a este jugada, el Izarra volvió del vestuario mucho más metido en el partido y en 10 minutos ya había acumulado hasta cuatro ocasiones claras.

Con el centro del campo perdido, Luisito introdujo a Anxo, Pedro García y Queijeiro para recuperar el control del juego. Poco a poco el Izarra y el encuentro se fueron apagando para poner fin a una segunda mitad sin historia.