La Federación Gallega de Fútbol tiene previsto anunciar en breve la dimisión de Fernando Iglesias como presidente del Comité Técnico Gallego de Árbitros. Es la fórmula que se ha encontrado para solucionar el cisma que se ha abierto en el colectivo arbitral gallego.

La dimisión de Fernando Iglesias, decisión en firme salvo sorpresa de última hora, debería desbloquear el conflicto, aunque dejará seguramente cicatrices. Las cuatro delegaciones norteñas (Santiago, Lugo, Ferrol y A Coruña) se habían declarado en huelga si Iglesias no dimitía. Las tres sureñas (Vigo, Pontevedra y Ourense) habían proclamado su firme apoyo a Iglesias y, de hecho, advertían que también ellas podrían tomar medidas drásticas si Louzán destituía a Iglesias. Se supone que la dimisión contentará a unos y será admitida, aunque a disgusto, por otros. Con todo, está por verse cómo reaccionan los diferentes actores en las próximas horas.

La decisión de Iglesias de crear su propio grupo de trabajo, nombrando a delegados territoriales de su confianza, ha desencadenado este "conflicto civil" entre los árbitros. Fue en Santiago donde prendió el incendio. Iglesias y su junta directiva siempre ha defendido su potestad para llevar a cabo esos cambios. La Federación Gallega deberá decidir ahora quién y cómo gestiona el Comité Técnico Gallego de Árbitros.