El Val Miñor sigue sin ser capaz de encarrilar el rumbo, y ayer sumó una nueva derrota que hace perder el contacto con la zona alta de la clasificación y acercarse peligrosamente a la baja, ahora a tres puntos.

Una vez más el Val Miñor tuvo dos caras totalmente diferentes. En la primera el equipo hizo un encuentro muy serio, presionando en el centro del campo y aprovechando que el rival se había encerrado en su campo.

Ese trabajo continuó tras el paso por el vestuario, logrando el premio del gol a poco menos de media hora para el final. El problema fue que los juagdores se pensaron que ya estaba todo hecho, y bajaron la intensidad que habían tenido hasta ese momento.

El Atlético Perines se dio cuenta de la circunstancia y apretó un poco, no tardaron el lograr el resultado que buscaban con el tanto de la igualada. Los cambios le dieron aire fresco al equipo cantabro, y a tres minutos para el final llegó la sentencia.