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caza

El conejo no encuentra cura

La temporada de caza menor se abre mañana con malas perspectivas por el daño que las enfermedades han hecho en la población de la especie estrella del rural gallego

Un cazador muestra una pieza en la apertura de la temporada de hace un año. // Adrián Irago

El calendario de cincuenta mil gallegos tiene marcado en rojo el día de mañana, el que marca el arranque de una nueva temporada de caza. Ese momento en el que se mezclan los sentimientos: por un lado la ilusión de volver a disfrutar de su afición favorita y por otra el pesimismo de saber que, con toda seguridad, volverán a encontrarse los problemas habituales de los últimos años y que afectan sobre todo a la población de la especie estrella del campo gallego, el conejo.

La temporada comienza mañana y se cerrará el próximo 6 de enero. Por término general los días hábiles para la caza serán los jueves, domingos y festivos (tanto estatales como autonómicos) con las excepciones que se marcan en algunas de las especies para las que se abre la temporada: conejo, liebre, zorro, perdiz, arcea, becacina, zorzal real, codorniz, paloma torcaz y tórtola común. Está prohibida la caza de la perdiz pardilla, avefría, pato cuchara, tórtola turca, gaviota sombría, paloma bravía, paloma zurita y la grajilla.

Pero hablar de la caza en Galicia es hacerlo por encima de todo del conejo, fuente de desvelos de las mayoría de los cazadores, pendientes siempre de los incrementos y descensos de su población. Las previsiones no hacen pensar que la situación haya cambiado demasiado con respecto a la temporada pasada. Así lo manifiestan desde la Federación Gallega y desde buena parte de las sociedades de caza. La población se ha seguido diezmando en los últimos años por culpa de la neumonía hemorrágico vírica y la tristemente célebre mixomatosis. Los esfuerzos por repoblar y por encontrar vacunas que ayuden a mejorar el estado de las colonias de conejos no acaban de dar el resultado esperado y la situación resulta preocupante para la mayoría de aficionados a la caza menor. De hecho, en los últimos tiempos se ha empezado a detectar un trasvase importante de aficionados hacia la caza mayor, en busca de otras especies y cansados de lamentar la falta de conejo. En algunas zonas concretas de Galicia sí existe cierto optimismo sobre la temporada que está a punto de arrancar, pero la tónica general es de inevitable inquietud. La situación apenas ha cambiado en la última década aunque eso no evita que buena parte de los aficionados mañana se levanten con la esperanza de encontrarse un panorama diferente.

Ante esta situación en la presente temporada se han vuelto a limitar las cuotas de conejo a una pieza por cazador y día. En el resto de especies existen baremos diferentes en función la ubicación del coto o del animal del que se trate.

En la Federación Gallega insisten en que no hay otra solución que adaptarse a la realidad que toca vivir en Galicia. Su presidente, Javier Nogueira, lo explica con franqueza: "Tenemos que acostumbrarnos. La mayoría comenzamos en la caza a través del conejo y a lo mejor ahora hay que plantearse las cosas de otro modo y trabajar para darle la vuelta a una situación que nos preocupa mucho a todos".

Otra de las disposiciones para la temporada de caza que mañana arranca, y que ya es frecuente, es que no se podrá cazar en grupos mayores de seis personas, ni cazar coordinadamente más de un grupo. Cada cazador podrá utilizar hasta un máximo de cuatro perros, habiendo un número máximo de perros por grupo de doce.

La temporada comenzará en Galicia en un total de 452 tecores, que son los terrenos que están regulados por la consellería. En total suponen más de dos millones de hectáreas en las que los cazadores podrán realizar su afición favorita. Desde la Federación se cifra el volumen de negocio en una cantidad que ronda los quinientos millones de euros. Pero además de dinero la caza tiene mucho de arraigo social, de costumbre y de tradición en la Galicia rural. La misma que el domingo desde muy temprano verá desfilar a las cincuenta mil escopetas -si salen todos los que sacaron la licencia- de sus aficionados a la caza.

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