Albert Ramos dio la gran sorpresa ayer y eliminó del torneo de Shanghai (China), octavo y penúltimo Masters 1.000 de la temporada, a Federer, segundo cabeza de serie y actual campeón, al que batió en tres sets por 7-6(4), 2-6, 6-3.

El jugador catalán logró una de sus victorias más meritorias de su carrera, tras un partido donde mostró nervios de acero para deshacerse del de Basilea, que volvía a la acción casi un mes después de perder la final del US Open ante el serbio Novak Djokovic. Ambos sólo se habían visto en una ocasión anteriormente, con un demoledor triple 6-1 para el suizo en Wimbledon en 2012.

Federer sólo pudo mandar claramente en el segundo parcial, que ganó con facilidad y pese a su fortaleza con el servicio, el resquicio que dejó no lo desaprovechó el tenista español para lograr el 'break' que le permitiría ganar el partido. Las estadísticas reflejaron hasta 45 golpes ganadores del jugador suizo, 19 de ellos por saques directos, pero también cometió demasiados errores no forzados (30) y no supo sacar partido a sus bolas de rotura.

"Tengo la impresión de haber jugado correctamente. Lamentablemente no he logrado ganar el primer set donde tuve oportunidades. Jugué mucho mejor en el segundo y luego tuve ese juego en el tercero, donde dispuse de dos puntos de rotura. Y se acabó", analizó el jugador de Basilea. "Es por eso que a veces me cuesta responder a las preguntas sobre los posibles rivales en los cuartos de final o semifinales. Por supuesto que me hubiera encantado jugar en la final contra Novak, o con Rafa en semifinales. Pero no hay necesidad de extrapolar. Ya estoy en el avión...", resumió el exnúmero uno.