Victoria de España, la octava consecutiva desde la derrota en Eslovaquia, para cerrar una pulcra fase de clasificación para la Eurocopa. Un resultado construido sobre las paradas de David de Gea, que reactivará el recurrente debate sobre la portería. Y que añade otro argumento a la reclamación de Nolito. "Escoger 23 jugadores será un problema", admite Del Bosque sobre la convocatoria que tendrá que elaborar en verano.

Nolito sabe que no figura entre los intocables. Difícilmente tendrá acceso al once inicial base sobre el que Del Bosque construirá la selección que aspire al triplete consecutivo continental. Su esperanza está en servir de revulsivo; en ser una pieza útil y diferente, que ayude a desatascar determinadas situaciones de partido. Debe desempeñar el papel que Pedro tenía en sus primeras intervenciones con España y esa es una comparación recurrente estos días en la prensa deportiva española o catalana. Porque es de hecho la función que también Luis Enrique quiere que el andaluz cumpla en su Barcelona.

La temporada se le presenta a Nolito especialmente larga y misteriosa, con diferentes futuros alternativos e interrogantes de todo tipo. ¿Tiene más posibilidades de acudir a la Eurocopa siendo estrella en el Celta o suplente de lujo en el Barcelona? Esto no depende solo de él. Sí lo que haga con el tiempo que Del Bosque le conceda.

El sábado, ante Luxemburgo, disfrutó de un cuarto de ahora. Aunque poco acostumbrado en el Celta a salir desde el banquillo, Nolito entró pronto en ritmo y acumuló méritos. Le costó más en Kiev, siendo titular. Atropellado en el inicio, quizás dominado por las ganas de agradar, estuvo después infrecuente en sus contactos con el balón pero siempre peligroso cuando la circulación lo incluyó.

Nolito es una estación obligada en las acciones del Celta, ya sea de paso o término. El libreto de juego de Berizzo incluye numerosas combinaciones que tienen como único fin situar al gaditano mano a mano con el lateral. En España no tiene esa jerarquía. Se notó además que Del Bosque confeccionó un once con el reparto de minutos como principal criterio. Había que dar aire a unos y proteger del desgaste a otros. Le salió un esquema bastante lógico, pero con piezas nada habituadas a entenderse. El balón fluyó a ratos con facilidad por el talento natural de los españoles. La carencia de rutinas asociativas se notó sobre todo en la intensidad. También que el hambre de clasificación le correspondía a los ucranianos.

Con todo, Nolito impulsó lo mejor de España, con Cesc y Azpilicueta desdoblándole a lo Jonny. El navarro recibió del céltico para centrarle a Mario el balón del 0-1. Buen debut del jugador del Villarreal, que de momento tapona la irrupción de Jonny o Mallo. Nolito filtró después su habitual pase a la espalda del lateral rival para que Cesc forzase el penalti que debía sentenciar el encuentro. Lo quiso tirar el propio Cesc y lo falló, como ha fallado los cuatro que ha lanzado como internacional en tiempo reglamentario. Sólo ha anotado los de las tandas de desempate. Entre ellos, el que debía, aquel ante Italia que acabó con la eterna melancolía del fútbol español. Pudo Nolito marcar directamente ese 0-2, al cazar un balón suelto, pero Pyatov sacó una buena mano.

Tras el descanso España se dejó mecer, recreándose a veces en la floritura, mientras Ucrania se iba creciendo por puro orgullo. Cualquiera pudo marcar, pero lo tuvo más a su alcance Ucrania. Nolito se fue en plena avalancha, sustituido por Jordi Alba para taponar mejor la herida del flanco. Pero el que puso masilla en las grietas fue De Gea, seguro en todas las suertes. Recuerda así, en plena época de exaltación de Keylor Navas, que la portería del Real Madrid debería haberle correspondido; que él debería haber heredado a Casillas, al que en la selección pretende destronar de forma inmediata.