Atlético y Real Madrid compiten hoy en el Vicente Calderón en un derbi imprevisible en los últimos tiempos, con marcadores y partidos opuestos para un lado y otro, y con tres puntos indispensables en juego, entre la pasión, la intensidad y la necesidad de grandes metas para ambos equipos.

Una es la Liga, en la que tanto el conjunto rojiblanco como el equipo blanco han atravesado las primeras seis jornadas con cierta irregularidad, dos derrotas en el caso del Atlético y dos empates en el del Real Madrid, que minimizan el margen de error para un choque mucho más transcendente de lo que se presupone a estas alturas.

Todo dentro de su decimocuarto derbi en las últimas dos campañas, en las que el duelo ha recuperado su equilibrio y en las que el Atlético ha ganado más al Real Madrid que viceversa. Cinco triunfos han sido para el conjunto rojiblanco, cuatro para el equipo blanco y otros cuatro choques han terminado con empate en el marcador.

Ahora no es el mejor momento del Atlético, derrotado en dos partidos seguidos diecinueve meses después y en proceso de adaptación a los cambios veraniegos en su plantilla, pero con un potencial indudable para este curso.

Simeone ya ultima su once para la cita, con sólo un cambio en la alineación respecto al pasado miércoles contra el Benfica (1-2): Fernando Torres, a un solo tanto de los cien con la camiseta rojiblanca y que vuelve al equipo inicial en lugar de Jackson Martínez.

Koke Resurrección es la única baja del Atlético para el derbi. Una lesión muscular, sufrida hace dos semanas en Eibar, le aparta del encuentro, como ya le dejó fuera de los tres partidos anteriores frente a Getafe, Villarreal y Benfica. Sin él, su equipo ha sumado cuatro victorias y cinco derrotas en las últimas dos campañas.

Enfrente, el Real Madrid llega al Calderón con el objetivo de responder al cartel de favorito. Cristiano Ronaldo atrae las miradas, más aún después de lo acontecido en el último derbi de Liga. Marcó a Cristiano, sobre el campo al ser un ganador incansable que encaja mal un 4-0 en contra, y fuera de él, al celebrar su gran fiesta de cumpleaños y no cancelarla por tener invitados llegados desde fuera de España sin medir la repercusión que iba a tener. Desde entonces guardó siete meses de silencio, enfadado con los medios, y ahora, nada más romperlo, de nuevo quiere hablar sobre el campo.