Dos años después de su estreno, el británico Chris Froome (Sky) volvió a tocar el cielo del Tour de Francia proclamándose ganador de la 102 edición, que tuvo como colofón un paseo triunfal bajo la lluvia de 109 kilómetros entre Sèvres y París en el que se impuso al esprint el alemán André Greipel (Lotto Soudal)

Mientras Greipel celebraba su cuarta victoria en la presente edición, en esta ocasión por delante del francés Bryan Cocquard (Europcar) y del noruego Alexander Kristoff (Katusha), el líder Chris Froome cruzaba la línea con la sonrisa del campeón, escoltado por sus compañeros del Sky, todos abrazados.

Froome, "El león de la sabana" nacido en Nairobi hace 30 años, se encaramó de nuevo a lo más alto del podio junto al Arco del Triunfo de la capital francesa. Dos años después, y tras la retirada en 2014, el líder del Sky, discutido y bajo sospecha permanente de dopaje, escuchó mano en el corazón el himno de su país.

Momento emotivo, de reconocimiento al corredor que ha sabido dominar la carrera, como en aquella etapa de La Pierre de Saint Martin, en Pirineos, cuando sacudió de manera definitiva la general, a todos sus adversarios, uno a uno. Luego supo resistir y manejar la ventaja en las duras etapas en Los Alpes, donde Nairo Quintana organizó su gran ofensiva hasta quedarse a poco más de un minuto de desbancarle de lo más alto del podio. Al final las carreras como el Tour de Francia son una prueba de cálculo, de matemáticas que Froome dominó de forma espléndida para acabar llevándose el segundo Tour de su carrera deportiva.

Escoltaron en el podio al líder del Sky el colombiano Nairo Quintana, de 25 años, el mismo inquilino que en 2013, y un escalón más allá el español Alejandro Valverde (Movistar), un ilustre veterano que a los 35 años ha logrado la ilusión de su vida, ser podio en el Tour después de 10 años de intentos frustrados.

Fuera del podio y de la foto principal quedaron algunos de los "4 magníficos" que inicialmente contaron par el triunfo, como el italiano Vincenzo Nibali (Astana), cuarto y ganador de una etapa, conforme con su puesto a pesar de que comenzó con el reto de defender el título de 2014.

También quedó relegado el español Alberto Contador (Tinkoff), quinto clasificado, ganador del Giro y aspirante al doblete, pero finalmente atropellado por su propia exigencia. El madrileño ya ha sacado conclusiones: el año que viene solo Tour y planificación diferente. Nada de dobletes.

El cuadro de honor del Tour de Francia se completó con Chris Froome como maillot de puntos rojos como rey de la montaña, mientras que el eslovaco Peter Sagar (Tinkoff) terminó con el maillot verde de la regularidad, Nairo Quintana de nuevo con el maillot blanco de mejor joven y el Movistar como vencedor por equipos.

El conjunto telefónico llegó al Tour con el objetivo del maillot amarillo para Quintana y se marcha con la duda de qué hubiera pasado si hubiese adoptado una táctica más ambiciosa. Solo dieron batalla a Froome en Alpe D'Huez y el británico dobló la rodilla.

Fiesta del Movistar

Con esa duda, el equipo navarro pudo disfrutar con unas cuantas fotos del podio: Quintana, Valverde, el conjunto....un alivio que tal vez pudo tener otro tipo de desenlace.

El ciclismo español terminó el Tour con tres triunfos de etapa, a cargo de Purito Rodríguez, 36 años, (Muro de Huy y Plateau de Beille) y Rubén Plaza (35), ganador en Gap. Junto al podio del "Bala" un balance que da que pensar. Son los viejos rockeros los que siguen tirando del carro, y estos no son eternos.

La última etapa fue de fiesta bajo la lluvia. Sky cambió la raya azul del uniforme por otra amarilla y el ambiente fue el de siempre: fotos, champán y tregua hasta que los velocistas se pusieron serios para buscar una victoria prestigiosa al esprínt.

Allí tenía la cita André Greipel, y "El Gorila" no falló. Aceptó el ataque lejano de Kristoff y se fue a por él, a su rueda. Dejó claro que en el Tour más montañoso de los últimos años el mejor esprinter es el de Rostock.

Chris Froome señaló tras bajar del podio que su segunda victoria en la "Grande Boucle" había sido "muy difícil tanto encima como fuera de la bicicleta".

"El Tour es una carrera muy difícil, tanto sobre la bicicleta como fuera de ella. He tenido dificultades hasta el final, claro, pero así es el ciclismo y así es esta carrera", comentó.

Froome explicó sus sentimientos nada más cruzar la línea de meta con todo el equipo Sky unido. "¿Qué puedo decir?", Estoy muy emocionado. Esta carrera es muy grande, tal vez demasiado. Al pasar la línea de meta con mis compañeros se me han juntado muchos sentimientos", dijo.

Sobre el ambiente hostil que ha encontrado por las sospechas de dopaje que le han costado incluso agresiones en carrera por parte de algunos espectadores, Froome dijo que le pareció algo "difícil de creer".

"Ha habido momentos de mucha tensión, no me lo podía creer, pero estas cosas pasan en el ciclismo de 2015", concluyó. A pesar de los momentos duros, Froome se mostró agradecido a los aficionados. "Gracias a los aficionados, creo que se abre una nueva era en el ciclismo, el maillot amarillo es especial y ahora conozco su lado bueno y malo. Esta prenda nunca la maltrataré y siempre estaré orgulloso de haberla vestido", afirmó.

Finalmente, el campeón de Tour se refirió a su equipo y entorno más próximo. "Estoy agradecido a todo el equipo Sky porque me han permitido superar los momentos difíciles del Tour. Especialmente a Brailsford y Kerrison (director, y preparador físico respectivamente). Y también gracias a mi esposa. Espero la nueva era que se va a abrir", dijo Froome, quien será padre en los próximos meses.