Alejandro Vieitez, el árbitro que dirigió el Mondariz-Ribera de infantiles jugado el pasado sábado en el campo de A Lagoa, envió ayer a la Federación Gallega de Fútbol un anexo al acta en el que matiza de forma considerable la versión dada en un principio sobre los incidentes que tuvieron lugar a la conclusión del partido y en los que se vieron involucrados un jugador del Mondariz, el delegado de este equipo y el entrenador del Ribera, Sergio Rodríguez, principal perjudicado en esta historia.

El colegiado, que en un principio había escrito en el acta que el técnico le dio un puñetazo a uno de los niños en medio de grandes insultos entre ambos, ayer matizó sus palabras y relató de forma diferente lo sucedido. El texto literal enviado a la Federación Gallega ayer es el siguiente: "Quiero aclarar que donde digo que "propinándole un puñetazo el entrenador del Club UD Ribera, Sergio Rodríguez, al jugador número 13 del Mondariz, Jorge Fernández Evers, que estaba vestido de calle" quiero decir que le dio un empujón con el puño cerrado sobre el antebrazo para que conste para los efectos oportunos".

La decisión del joven árbitro llegó después del enorme revuelo por su primera redacción del acta y que llevó a que los dos equipos emitiesen un documento conjunto -firmado por la mayoría de los padres de los niños de ambos equipos- en el que insistían en que la agresión, el puñetazo en cuestión, no había existido y que el técnico simplemente trató de separar a un grupo de niños que estaban en medio de una discusión.

Sergio Rodríguez estaba ayer un poco más aliviado tras conocer el matiz del colegiado e insistía en la versión que se dio desde el comienzo por parte de los clubes: "Yo solo fuí a separar a los niños y es cierto que a este jugador, que estaba vestido de calle, le aparté de allí. Pero en ningún momento hubo agresión ni nada que se le pareciese". Ahora la pelota está en manos del Competición de la Federación Gallega que esta misma semana emitirá su dictamen sobre el asunto.