Lucas Alcaraz estrenará el viernes en Balaídos su nueva condición como técnico levantinista. El conjunto granota anunció ayer que el técnico granadino será el encargado de dirigir al primer equipo para lo que resta de la presente temporada, tras la destitución de José Luis Mendilibar que se conoció el pasado lunes por la noche.

El club granota ha apostado por el entrenador andaluz, de 48 años, y con sobrada experiencia en Primera División. Con el Recreativo logró un ascenso a la máxima categoría del fútbol español la temporada 2001-2002, siendo su última experiencia la pasada campaña en el Granada con el que salvó la categoría sin mayores problemas.

Además, Lucas Alcaraz también ha dirigido al Real Racing Club, Almería, Real Murcia, Xerez, Córdoba y el mencionado Granada, su última incursión en un banquillo de Primera División. Alcaraz llega para sacar al Levante de la zona de descenso tras las nueve primeras jornadas en las que los granotas han sido uno de los conjuntos que peores sensaciones han dejado.

El equipo azulgrana sólo ha ganado un partido, en Los Cármenes, y ocupa la penúltima posición con cinco puntos. Los otros dos empates los consiguió ante Eibar y Málaga. Es, además, el equipo que menos goles ha metido hasta la fecha en Primera División, cuatro. Lo más alarmante posiblemente de la temporada del Levante en Primera División es que ha encajado la friolera de veinte goles en los ocho partidos que se han disputado hasta momento y que hace de su defensa la más vulnerable de la categoría. Evidentemente el Levante, con la contratación de alguien como Lucas Alcaraz, persigue un técnico que cambie por completo esa dinámica y restablezca de alguna manera la paz en un vestuario que nunca parece haber creído en Mendilibar, algo que se ha puesto de manifiesto a lo largo de la temporada.

Los equipos del preparador andaluz se caracterizan por su solidez, por su firme defensa y la optimización de los recursos que encuentra en los equipos a los que llega. Todo es interpretable en esto del fútbol, pero lo normal es que el Levante aparezca en Balaídos ofreciendo una imagen bien diferente a la que ha regalado en este comienzo de temporada. Ese es precisamente uno de los asuntos que más han inquietado a los dirigentes granotas en los dos meses que van de competición. El equipo, que hace un año con Caparrós daba la impresión de ser uno de los rivales más incómodos de la categoría, en este tramo ha perdido todas sus señas de identidad. Eso unido a la pérdida de potencial y a la desafección entrela plantilla y Mendilibar ha dado como consecuencia que el viernes en Vigo se presenten de la mano de Lucas Alcaraz, un entrenador con el que esperan recuperar el buen orden.