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Otro cheque en blanco para Mendes

La actuación de James Rodríguez, representado por el agente portugués, dispara su cotización ä Hace dos años su traspaso ya le costó 45 millones al Mónaco

James Rodríguez, tras marcar uno de los goles a Uruguay. // Efe

A Jorge Mendes, el todopoderoso agente que hasta hace pocos años compraba sus trajes en el centro de Vigo, y a Pinto de Costa, el presidente del Oporto, se les podrá acusar de muchas cosas, pero no de tener un mal olfato con los futbolistas. En las últimas temporadas los "dragoes" se han distinguido por el escandaloso rendimiento económico que le han sacado al puñado de estrellas del fútbol portugués y sudamericano que han incorporado a sus filas y que han colocado en los grande trasatlánticos europeos por un precio cuatro o cinco veces superior al que pagaron por ellos. Todo con la inestimable ayuda de Gestifute, la empresa de Jorge Mendes, dueña de los derechos de la mayor parte de estos futbolistas. En la lista figuran Anderson, Pepe, Hulk, Lisandro López, Carvalho, Bruno Alves, Quaresma, Deco, Bosingwa o Falcao. Los últimos en unirse a esta relación fueron hace dos años Jackson Martínez y James Rodríguez que acabaron en Mónaco después de que el club francés pagase cifras astronómicas por la brillante pareja de delanteros colombianos.

James Rodríguez costó hace dos años 45 millones de euros cuando solo tenía veinte años, cinco veces más de lo que el Oporto había pagado a Banfield por sus servicios. Otra apuesta exitosa de la pareja Mendes/Costa. Cuando se supo del acuerdo con el Mónaco el mundo del fútbol se echó las manos a la cabeza al considerar la cifra una exageración en un futbolista que apenas había jugado una temporada en el fútbol europeo y cuyo potencial aún estaba por ver. Esas mismas manos volvieron a la cabeza el pasado sábado cuando el delantero colombiano enganchó una asombrosa volea en los octavos de final contra Uruguay para adelantar a su selección y permitirle encarrilar el pase a cuartos de final, lo nunca visto en la selección "cafetera". Hasta ese momento James Rodríguez, elegido por la FIFA el mejor jugador de la primera fase, se había limitado a hacer ruido. Esa noche el estruendo de su actuación fue escandaloso y los 45 millones que el Mónaco pagó por él hace dos veranos parecen poca cosa. Jorge Mendes sonríe consciente de que con 22 años James Rodríguez aún hará ganar mucho dinero a Gestifute.

En los últimos días su cara ha invadido portadas y programas de televisión. Su nombre, de un modo interesado en la mayoría de los casos, ha comenzado a relacionarse con los mejores conjuntos españoles, italianos, alemanes e ingleses. James Rodríguez huele a talento y dinero. Ahora queda por ver la respuesta que ofrece el muchacho a la desmedida atención que existirá sobre él. Muchos se han consumido en esa angustia de sentirse observados. La alegre Colombia no da esa clase de síntomas, pero la siguiente prueba que les espera les medirá definitivamente. Les espera Brasil y la enfervorizada afición local agitada convenientemente en las últimas horas por Scolari, que ha decidido sacar a pasear el viejo método de atizarle al "enemigo externo" y evitar que el debate se centre en el pésimo nivel que está ofreciendo su equipo. Frente a él estarán David Luiz y sobre todo Thiago Silva, el extraordinario central del PSG con el que ya se ha enfrentado de forma repetida en Francia. El mundo le observará con curiosidad e interés mientras Mendes sonríe en su casa.

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