Forzada por su gris comienzo, la selección rusa que dirige Fabio Capello está obligada a vencer a Argelia, hoy en Curitiba, para pasar a unos octavos de final que son el objetivo mínimo del país que acogerá el próximo Mundial. El problema es que enfrente tendrá a Argelia, un conjunto eufórico tras lograr su primera victoria en un Mundial desde 1982.