Un excelso Valencia Basket, inmenso en defensa y con Justin Doellman inspiradísimo en ataque, desarmó al Unics Kazan hasta desdibujarlo pero en el tramo final le fallaron las fuerzas y el equipo ruso pudo recortar más de la mitad de su desventaja para el partido de vuelta hasta dejarla en los 13 puntos.

En una Fonteta abarrotada y con toda su plantilla disponible por primera vez en la temporada, el Valencia saltó a la pista duro en defensa y activo en ataque. Con Justin Doellman tirando del equipo en ambos lados de la pista firmó un parcial inicial de 9-1 que obligó al técnico del Unics Kazan a pedir un tiempo muerto y a reformar su línea interior.

Con la baja de última hora de Kostas Kaimaoglou, Andrea Trincheri trató de reservar al tocado Ian Vougioukas y al eficiente Luke Harangody pero su equipo seguía sin poder superar la asfixiante primera línea de presión del conjunto valenciano.

La entrada de Oliver Lafayette acabó de disparar a los locales. Su defensa bloqueó por completo a un perdido Goudelock y su brillante lectura ofensiva abrió en canal la que había sido la mejor defensa de la competición (27-12, m.10).

Tampoco encontró el Unics consuelo en la otra canasta. Incapaz de encontrar un sólo jugador con las ideas claras, cada ataque era un suplicio y se volvió a pasar los primeros cuatro minutos del segundo cuarto sin poder anotar. Cuatro triples casi consecutivos del Valencia hurgaron hasta hacer sangrar la herida rusa (41-15, m.15).

Viendo el descanso ya en el horizonte, los locales trataron de dar una nueva vuelta de tuerca al partido y se pusieron en zona. El Unics encontró en ese cambio una rendija por la que entrar al choque y ganó confianza con tres triples pero entre Rafa Martínez y Doellman recondujeron la situación (49-27, m.20).

El paso por los vestuarios no alteró el guión. Van Rossom puso en marcha la maquinaria y entre un inspirado Doellman y Bojan Dubljevic empujaron la renta hasta acercarla a la línea de 'no retorno' de los treinta puntos.

Sólo Vougioukas parecía tener alguna respuesta en los visitantes pero pronto se fue el banquillo. Una técnica por protestar a un desencajado Goudelock mostró hasta que punto había perdido los papeles el Unics que veía como Pau Ribas acababa con sus ya escasísimas opciones (70-37, m.28).

Cuando el cansancio empezó a hacer mella en el entregado equipo valenciano, el escolta catalán le dio cuerda unos minutos para no dejar que las canastas de un resucitado Veremeenko y el cerebral Eidson rebajaran en exceso la renta.

Pero en los últimos minutos al Valencia se le acabaron las pilas. Con las baterías agotadas no encontró el camino al aro y el Unics no desaprovechó la oportunidad para meterse en el partido y con Harangoy como estilete rebañó su desventaja hasta dejarla en 13 puntos y dejar una sensación agridulce en la Fonteta, que se irá disipando conforme se acerque el partido de vuelta.