El Barcelona ha malbaratado en cuatro días Liga de Campeones, Copa del Rey y, prácticamente, la Liga, de la que sólo puede salir ganador milagrosamente. Las derrotas barcelonistas no pueden ser tomadas aisladamente, es decir, como si solamente afectaran a su club. El derrumbe es síntoma de una enfermedad que, probablemente, también afectará a la selección española. El virus azulgrana infectará a la Roja si Del Bosque se mantiene en sus trece, es decir, en el mantenimiento de jugadores que fueron campeones mundiales y europeos. La selección necesita cambios importantes. El sistema del tiqui-taca, tan elaborado por el mejor Barça de todos los tiempos, ya no se tiene en pie.

Centrar la caída barcelonista en la desaparición de Messi, que ni entra en combate, es minimizar los males que afectan al grupo. Del Bosque tendrá que contar con un tercer portero dado que Víctor Valdés está fuera de combate y puesto que Casillas será titular, lo sensato de acuerdo con las actuaciones de los mejores cancerberos sería contar con Diego López. Pepe Reina es simpático, hace grupo y distrae al personal, pero no está mejor que el madridista. De Gea no debería cortarle el paso a Diego por más que se eche mano del recurso de la juventud y el futuro. Al Mundial deben ir los mejores y quienes están en mejor forma.

La selección ha perdido a Puyol, quien era capaz de enfervorizar en el campo y ya no estará en Brasil. Piqué se recuperará de la lesión de cadera y de acuerdo con los antecedentes más inmediatos no parece el mismo. También ha perdido presencia en la zaga. Jordi Alba se ha vuelto a lesionar y ello es preocupante porque Azpilicueta aún no está a su altura. Busquets es jugador eficaz en buena forma física porque no está sobrado de calidad. Cesc no está para falso nueve ni para falso centrocampista. Iniesta siempre tiene quien le escriba. Entre otras razones, porque se le recuerda el gol mundialista y a fin de cuentas no es catalán y ello, para ciertos opinadores, es importante. No ha pasado de la docena de buenos partidos.

El eje de la selección y del Barça ha sido Xavi. No ha perdido calidad, pero de vez en cuando la falta de fuerza le resta inspiración. No hay otro mejor, pero se debe contar con que ya no se le puede cargar la responsabilidad de la dirección de orquesta. A su lado, teóricamente, estará el madridista Xabi Alonso, de quien ni siquiera en Madrid se ponderan grandes virtudes. También ha perdido protagonismo.

Tata Martino ha conseguido que tampoco se pueda confiar plenamente en Pedro. Ha preferido en muchas ocasiones al chileno Alexis y con ello el azulgrana ha perdido el tono. La Roja no podrá contar con Valdés y Puyol y sobre Piqué, Alba, Cesc, Xavi, Iniesta y Pedro es obligada la reflexión. Probablemente, Del Bosque pensará que tras los torneos oficiales hay tiempo para preparar física y mentalmente a los derrotados y quizá ello no sea suficiente. El grave problema no está sólo en lo que afecta a los jugadores del Barça, sino al hecho de que el Madrid no puede sustituir la columna vertebral azulgrana aunque cuenta con Casillas, Sergio Ramos, pletórico, y Xabi Alonso. La ilusión de Jesé se desvaneció por la lesión. Del Bosque puede recurrir a Isco, pero en esa zona aún están Silva y Cazorla, pongamos por caso.