Serrat regresó de Quarteira con un punto lógico de satisfacción pero también de amargura. Hace un año en la misma prueba de la Copa de Europa finalizó dos posiciones más retrasado (fue cuarto) con lo que el vigués vuelve a dar un paso adelante en su evolución. Si bien las circunstancias de la carrera disputada el domingo en Quarteira le llevan a pensar que tal vez el resultado podría haber sido otro: "Salí mal de la natación, con bastante tiempo perdido y eso me obligó a un esfuerzo extra en la bicicleta para alcanzar al grupo de delante. Luego en la carrera a pie perdí con el francés en los últimos metros. Si no hubiese tenido que gastar tanto en la bicicleta...."

Gajes del oficio, los que trata de aprender convertido desde hace tiempo en una de las grandes esperanzas de la prolífica cantera gallega. Casi todos los triatlones se ganan a pie, pero se van construyendo en los segmentos anteriores y se pueden perder en cualquier esquina. Por eso trata de afinar su puesta a punto, convertirse en un tipo fiable en las tres disciplinas: "Tengo que mejorar en la natación. Es posiblemente mi punto débil porque luego me desenvuelvo bien en la bicicleta y en la carrera. La meta es ser un triatleta homogéneo, que sepa rendir en todas las circunstancias y en todos los segmentos".

Serrat, hijo de triatleta, comenzó a centrarse en esta disciplina hace cinco años después de alternar diferentes modalidades deportivas. Asegura que no hubo presión doméstica para entregarse al triatlón: "Me acostumbré desde niño a vivir cerca de este deporte por mi padre. Siempre me gustó, pero nunca me empujaron hacia él, no me presionaban para que lo practicase. La verdad es que disfruto mucho en él y siempre lo tuve claro cuando hubo que decidir".

El segundo puesto en Quarteira le confirma como uno de los grandes especialistas en la categoría júnior que hay en Europa en estos momentos. Pero él tiene claro que eso es algo que deberá demostrar a mediados del mes de junio en la localidad austriaca de Kitzbuhel, donde se disputa el Campeonato de Europa de la especialidad. Allí está el objetivo de su temporada, una prueba en la que no quiere marcarse una meta concreta, pero que espera mejore su status a nivel continental (el año pasado fue séptimo en la misma prueba). En Austria, en mitad de los Alpes, espera un circuito exigente algo que le agrada: "Lo prefiero porque ese tipo de recorridos premia mucho más a la gente que está realmente fuerte y yo confío en estar a buen nivel entonces".

Para ello ha comenzado ahora una etapa de ligera descarga. Esta semana Serrat se va a librar de las más de cuatro horas de entrenamiento diarios que suele realizar en el Centro Galego de Tecnificación de Pontevedra. Omar González, el que fuera entrenador de Gómez Noya y que dirige el grupo de trabajo en el que se encuentra el vigués, le ha recomendado reposo durante estos días. A la vuelta de Semana Santa volverán las cargas de trabajo con la idea de ir afinando la puesta a punto de cara a la cita austríaca: "Dentro de poco el calendario se vuelve algo más intenso, hay más pruebas en Galicia, competiciones de relevos...comienza otro ciclo competitivo y por eso prefirió que aprovechase para descansar un poco estos días. Con Gómez Noya como evidente referente ("es un triatleta ideal, extraordinario en todos los segmentos, no se le ven los puntos débiles por ningún lado") este vigués carga de forma aparentemente tranquila con la etiqueta de firme promesa del triatlón gallego y nacional: "Hombre, me gusta que la gente me tenga bien considerado y lo vea así, pero soy consciente de que queda mucho todavía y que tengo que trabajar demasiado para llegar a la élite. Me gustaría en el futuro poder ser profesional, pero es algo que aún veo demasiado lejos". Lo que ve más cerca es la estación alpina de Kitzbuhel. Allí está su sueño inmediato.