Oscar Pistorius protagonizó ayer la jornada más dramática en el juicio por el asesinato de su novia, la modelo Reeva Steenkamp, al romper a llorar tras mostrar en el tribunal los problemas que tiene para caminar sin sus prótesis. El atleta paralímpico sudafricano se emocionó hacia al final de la sesión, cuando relató a la jueza, Thokozile Masipa, cómo encontró a su novia herida de muerte tras la puerta del baño de su casa en Pretoria el 14 de febrero de 2013.

Sentado en el estrado en su segundo día de declaración, el acusado, de 27 años, fue perdiendo la voz hasta estallar en un ruidoso llanto que conmocionó a los periodistas y al público que llenaban la Sala D del Tribunal Superior de Pretoria.

La jueza tuvo que posponer la sesión por unos minutos y los hermanos y la tía del corredor se acercaron a consolarle, mientras hundía su cabeza entre las manos y seguía emitiendo angustiosos sollozos. Poco después, Pistorius regresó a la sala y su abogado, Barry Roux, pidió el aplazamiento hasta hoy, debido a la indisposición de su cliente.

Previamente, con voz débil pero aún entero, el deportista había relatado su versión de lo ocurrido la madrugada del 14 de febrero del año pasado en su domicilio de Pretoria, cuando, según ha confesado, mató a tiros a su pareja al confundirla con un ladrón.

"Grité como nunca lo había hecho, pidiendo al Señor que me ayudara, llamando a Reeva", declaró Pistorius, en referencia al momento en que comprobó que Steenkamp no estaba en la cama, como él pensaba. Previamente, el velocista había afirmado haberse despertado de madrugada para traer del balcón un ventilador.

Según su versión, un ruido provocado por Steenkamp en el baño le hizo pensar que un ladrón había entrado en la casa, por lo que tomó su arma de fuego y, caminando sin prótesis sobre los muñones, se desplazó hacia el aseo y, presa del pánico, abrió fuego en cuatro ocasiones.

"La primera cosa que me pasó por la cabeza fue que tenía que tomar el arma y proteger a Reeva", relató el atleta.

Los presentes en la sala ya habían contenido la respiración por la mañana, cuando, tras otro receso, Pistorius cambió su habitual traje oscuro por un pantalón corto y una camiseta blanca deportivos. Entonces, subió al estrado dejando ver las prótesis sobre las que camina.

Roux le pidió que se acercara a la puerta a través de la que mató a Steenkamp, erigida dentro de un marco blanco en el tribunal como prueba del caso. El objetivo de la defensa era mostrar la altura de Pistorius respecto de la puerta y de los agujeros de las balas que acabaron con la vida de la modelo, que tenía 29 años.

Pistorius se quitó rápidamente las prótesis e hizo sobre sus muñones los tres o cuatro pasos que le separaban de la madera. El atleta completó esa distancia balanceándose, demostrando las dificultades que tiene para desplazarse sin las piernas artificiales. La defensa utiliza esta vulnerabilidad para explicar el miedo que sintió en el momento de disparar el deportista.