A lo largo de la historia, el Celta ha sido protagonista de numerosos hechos curiosos y el conjunto vigués no ha faltado a su cita esta temporada. Con el partido agonizando después del gol de Orellana que daba tres puntos importantísimos al Celta en su pelea por la salvación, Fernández Borbalán se veía obligado a detener el encuentro en el minuto 87. La causa fue el lanzamiento de un bote de humo desde el fondo de la portería que defendía Yoel en esos momentos que provocó una intensa humareda en unos pocos segundos.

Se vivieron momentos de incertidumbre en el césped, con los jugadores yéndose hacia la zona de los banquillos en busca de agua tapándose la nariz y la boca para evitar que el humo les llegase a los ojos. Según testigos presenciales en el Madrigal, aunque en un primer momento se pensó que era una bengala, todo apunta a que se trataba de un bote de gas lacrimógeno lanzado desde un vomitorio por un individuo que al cierre de esta edición no había sido identificado, ya que tras arrojarlo al terreno de juego, trató de huir corriendo del estadio como indicó el presidente del Villarreal, que condenó "el acto vandálico".

Al ver la situación, Fernández Borbalán ordenó a los dos equipos retirarse a los vestuarios mientras por megafonía pedían al público que desalojase el estadio. Poco a poco, el humo y los efectos del gas lacrimógeno se fueron desvaneciendo y el colegiado decidió, tras una charla con los delegados de Celta y Villarreal, retomar el resto del partido.

Veinte minutos marcados por las dudas, con el fantasma de la suspensión o el aplazamiento del encuentro rondando la mente de todos, tal y como ocurrió en la temporada del ascenso en Cartagena y Guadalajara. Felizmente, el duelo se reanudó sin problemas y el Celta finiquitó su victoria.