Manda la cabeza. La escuadra, encorsetada cuando tenía el destino en sus manos, se sintió liberada como colista. Intuyéndose condenada, jugó sin fantasmas ni complejos. Abel Resino tendrá que saber gestionar ahora la esperanza recobrada. La obligación del Celta es ganar al Espanyol; cumplir en aquello que de él depende. Si después el Deportivo gana, ningún jugador podrá reprocharse nada. Sería terrible descender por fallar en lo propio.

prueba de compromiso

El carácter general de la plantilla céltica explica en gran medida esta temporada. Es un buen yerno futbolístico. Su blandura lo ha llevado a las cloacas. Su compromiso ha impedido su total hundimiento. Falta agresividad; sobra amor. La escuadra realizó ayer una de las mejores actuaciones de la campaña. Fue otra vez el equipo de la primera vuelta, exquisito a ratos en la combinación, con buena intención y sin pegada. Bien pudo golear y ahorrarse sufrimeinto. Pero bastó y llegar vivo a la última jornada es el premio.

nuevo héroe inesperado

El Celta se ha hecho adicto a los relatos cinematográficos. La historia de Rubén Blanco es de película deportiva. El adolescente que carga en sus hombros con el peso del mundo. El héroe inesperado. Como Iago Aspas aquella tarde ante el Alavés. Rubén es un profesional y a la vez un niño. Durante el partido tuvo el rostro sereno y las manos firmes. Disipó las dudas desde el primer instante. Contagió serenidad de veterano a sus compañeros. Al acabar sollozó. Empleó las lágrimas como espita por la que soltar la tensión acumulada. Rubén tiene que convivir con las gigantescas expectativas que se han generado a su alrededor. Sabe desde hace tiempo que el club lo quiere como titular bajo los plazos a corto plazo. Por eso, por ejemplo, cedieron a Yoel al Lugo. Eso le supone un examen constante. Le esperan días terribles. No será, como en Zorrilla, el recurso de urgencia. Masticará el encuentro contra el Espanyol durante largas horas. Debe estar tranquilo, porque ha demostrado que tiene materia de extraordinario arquero y su carrera no depende en absoluto de lo que suceda el sábado.

la rebelión de rosencrantz

En el fútbol, como en cualquier relato, existen personajes secundarios a los que el autor ni siquiera les escribe la biografía. Estarán de relleno en el escenario. Pronunciarán apenas una frase. No necesitamos conocer su carácter ni sus motivaciones. "Rosencrantz y Guildenstern han muerto", se dice en Hamlet de dos piezas de peso nimio en la trama. Así se resuelve su final, sin más explicaciones. Pero a veces los personajes secundarios se rebelan. Exigen el estrado. Es la rebelión de Rosencrantz y Guildenstern, la rebelión de un Insa imprescindible en las últimas semanas y la de un Bellvís agigantado a banda cambiada.

espacio de confort

Ya se ha dicho que Abel desperdició su primer mes. Tardó demasiado en emplazar al equipo en su espacio de confort, que es lo que aumenta las opciones de victoria. El equipo le sale ahora más lógico. El Celta atacó cuando debía y supo situarse en el metro exacto, replegándose, para blindarse y contragolpear en la segunda mitad. Ninguna táctica asegura el triunfo y menos en una escuadra modesta. Pero por eso es precisamente más importante exprimir los recursos que posees. Abel ha sabido rectificar.

siempre iago

Iago lo ha sido todo o casi todo esta temporada. Es otra perspectiva de este itinerario. En sus mejores momentos opacó al colectivo con su fulgor; en los peores, cuando se despistó o autoexpulsó, el proyecto se descubrió desnudo, sin un plan alternativo. Iago Aspas vive bajo lupa desde Riazor. Quizás obsesionado por hacerse perdonar aquella locura, ha jugado como atiborrado de bromuro. Él necesita moverse en la delicada frontera entre la genialidad y el fiasco. Un futbolista de extremos. Falló un mano a mano con Jaime porque funciona mejor por instinto que por razonamiento. Pero después asumió la responsabilidad del penalti porque ha nacido para estos lances.

órbita convergente

La fotografía de las últimas jornadas es elocuente. Ninguno de los fichajes de invierno ha tenido un papel activo. Han estado en la grada, el banquillo o oscurecidos sobre la cancha. Park empezó el viaje de regreso a Londres hace tiempo, incluso cuando su cuerpo seguía en A Madroa. Cabral se hace perdonar varios pecados con el gol de Zorrilla, pero es larga su cuenta. Otra cosa es la órbita divergente de Krohn-Dehli y Augusto Fernández. Han ido alternando sus picos de forma, sin llegar a coincidir, eclipsándose mutuamente. Ayer, casi por primera vez, ambos estuvieron a buen nivel. En conscuencia, el Celta recuperó el equilibrio en su juego e incrementó su continuidad.

la fe del celtismo

Suceda lo que suceda, el celtismo se ha convertido en un patrimonio que el club debe conservar a toda costa. No siempre fue así. La afición lastró a la escuadra cuando se hizo exigente en los tiempos de abundancia. Y se redujo a los fieles irreductibles cuando aconteció el desastre. Hay que recordar el divorcio de los dos últimos descensos. Fueron tiempos de bronca en la cancha e insultos a los jugadores camino del parking. Era cuando jugar en casa se sentía como una tortura en el vestuario. Se ha producido un cambio generacional. Muchos jóvenes se han unido a los viejos resistentes. La comunión incluso en los peores tragos ha sido un factor decisivo para que el Celta acceda a la última jornada con opciones reales de salvarse. Más de un millar de hinchas emplearon el domingo en desplazarse a Valladolid y hoy llegarán legañosos y exhaustos a sus quehaceres cotidianos. Eran conscientes de que acudían probablemente al funeral del Celta. Viajaron pese a los augurios, igual que llenarán Balaídos el próximo sábado. El club y sus devotos celebrarán juntos. O juntos llorarán. Y en consecuencia, juntos empezarán a levantarse.