No es fácil ganar en el fútbol profesional. Se pueden hacer muchas cosas bien y tener poco éxito. Sin embargo, el principio contrario suele cumplirse casi con certeza. Cuando las cosas se hacen mal, se suele acabar perdiendo. Por eso no es aceptable la posición que han adoptado tras el partido del Betis los jugadores y entrenador del Celta. Que se miren las apuestas de los árbitros, sugirió De Lucas. Ya son varias las veces que las actuaciones de los árbitros nos han perjudicado, añadió Abel. Pues no. No se trata de eso. La situación del Celta obedece a cuestiones mucho más importantes y que son responsabilidad del equipo y del club. Veamos unos números. Ante el Betis, los celestes remataron 4 veces por 15 los de Pepe Mel, lanzaron 2 veces entre los 3 palos y recibieron 8 tiros, recuperaron 19 balones menos que los verdiblancos, perdieron 13 balones más, tuvieron la misma posesión a pesar de ir perdiendo,... y lo peor es la sensación de que era el Betis el que se estaba jugando el descenso. No parecía que el Celta se jugase la vida. Más números. Con Abel el equipo ha obtenido 3 victorias, 2 empates y 7 derrotas, con 11 goles a favor y 17 en contra. La serie del Deportivo ante los mismos rivales es de 4 victorias, 3 empates y 4 derrotas con 17 goles a favor y 12 en contra. Claro que los fichajes tampoco han resultado. El pobre rendimiento de Park, Demidov, Orellana y Pranjic no deja en muy buen lugar a la dirección deportiva. Tras la marcha de Paco Herrera el estilo de juego se cambió sin éxito. Y se tardó demasiados partidos en que el entrenador entendiese las carencias y posibilidades de la plantilla. Finalmente, hay que recordar las constantes llamadas de atención de algunos jugadores a sus propios compañeros para exigir más compromiso en el césped. Ahí están las razones de la clasificación del conjunto. En el fútbol casi nunca una sola causa provoca la zozobra de un equipo; siempre hay que buscar muchas pequeñas razones que apuntan en la misma dirección. El Celta lleva varios meses haciendo demasiadas cosas sin acierto. Ese es el diagnóstico. Mirar ahora a los árbitros y dejar de lado los propios errores es poco razonable. No. La culpa no es de los demás. Esto no es la política. En el futbol cuando se empiezan a hacer mal las cosas, las consecuencias suelen ser peores.