El Coruxo no fue capaz de sacar nada positivo en el partido destacado de la semana ante el Oviedo. Los vigueses, especialistas en jugadas a balón parado, recibieron ayer su propia medicina, aunque posiblemente la derrota sea un excesivo castigo, ya que el Oviedo tampoco fue tan superior.

Gómez introdujo cambios en el "once" inicial. Algunos de ellos motivados por lesiones, y con otros buscaba más control. A los vigueses le costó en exceso adaptarse al partido. Le cedieron el balón al Oviedo, y los asturianos no tuvieron demasiados problemas en comenzar a llegar con relativo peligro al área de Cristian. Para colmo de males, Álex Freire se lesionaba a la media hora de juego, recuperando Abenza su posición habitual y pasando David Campos a la banda izquierda.

No fue una primera parte con demasiadas ocasiones de gol, aunque la mejor fue para Iosu Villar, que disparó desde lejos saliendo el balón ajustado al palo, mientras que para los asturianos la mejor fue para Diego Cervero, que obligó a Cristian a realizar una gran estirada.

Antonio Gómez tuvo mucho trabajo en el tiempo de descanso, pues tal y como estaban las cosas era excesivamente peligroso darle tanto el balón a los visitantes, que tenían peligro de sobra para abrir el marcador.

Otro punto a cambiar era la poca presencia en ataque de los vigueses, ya que a Antúnez le costaba y el balón no conseguía circular por las bandas.

El Coruxo comenzó a jugar bien, encerrando al Oviedo en su área. Sin embargo, el primer ataque asturiano acaba en una serie de tres saques de esquina consecutivos que acaban con el primer tanto de Diego Cervero.

Los vigueses mantuvieron la presión y tres minutos más tarde un saque de falta de Antúnez es rematado a gol por Samuel.

La reacción de los vigueses estaba dando sus frutos y seguían llegando con peligro al área asturiana, pero en una contra el balón llega a Diego Cervero, que elude a su defensor y de cabeza consigue el que al final sería el definitivo 1-2.