Víctor Claver escribe en su cuenta de Twitter: "Suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran". Cita de Voltaire que supuestamente pretende aplicarse en una aventura americana que le ha costado los 600.000 euros de indemnización al Valencia. Suerte, sin embargo, es también la escritura indescifrable del destino. Es suerte lo que ha escaseado en los Blazers, franquicia maldita. Y suerte lo que Claver necesitaría para triunfar allí donde tres compatriotas fracasaron.

Las señales estaban ahí, desde que los Blazers escogieron a Claver en el puesto 22 del draft de 2009. La experiencia de Fernando Martín en Oregón se recuerda con cariño por pionero. En realidad resultó efímera, escasa en minutos, dolorosa en lesiones y, desde una perspectiva actual, humillante para una de las grandes leyendas del baloncesto español. Mike Schuler, técnico de entonces, llegó a revelar que lo había hecho debutar en un partido concreto porque había un periodista español en el pabellón. Los jugadores europeos, salvo los formados en las universidades estadounidenses, eran seres exóticos, casi marcianos, a los que nadie tomaba en serio más que como elementos de decoración.

A Fernando Martín lo homenajearía Rudy Fernández vistiéndose su camiseta en el concurso de mates de 2009. "¿Martin? ¿Ricky Martin?", se preguntó el comentarista al leer el nombre. A Rudy y Sergio Rodríguez los recuerdan bien, aunque seguramente como proyectos inconclusos. Rudy, con el camino hacia el quinteto titular bloqueado por un Brandon Roy aún sano, podría haber hecho carrera como especialista en el triple. Las ofertas que recibió el pasado verano, ya tras su mudanza a Denver, no le compensaron el sacrificio. Aspira a reinar en Europa. Su eterno compañero Sergio Rodríguez ha recuperado bajo la batuta de Laso la chispa que se le había ido apagando. Analistas y aficionados españoles terquearon en culpar de todos sus males a Nate McMillan. Lo cierto es que al canario, de química especial, le faltó coraje, constancia y sobre todo nivel defensivo.

Martín, Rudy y Sergio son solo tres de las muchas flores que se han marchitado en el Rose Garden; la cancha sobre cuyo parqué se hicieron trizas los sueños de Sam Bowie, elegido en 1984 por delante de Jordan o Barkley, y Greg Oden, número 1 en 2007 por delante de Kevin Durant. Se han cumplido 35 años desde aquel único anillo conquistado por los Blazers, en 1977, con Bill Walton como líder. Toda una vida pese a haber disfrutado de grupos maravilloso como aquel encabezado por Drexler o el que cayó en el séptimo partido de las finales del Oeste ante los Lakers en 2000, "la mejor plantilla de toda la historia", según Pippen.

El equipo actual se encuentra en reconstrucción. Una situación ideal para crecer, en teoría. Sin embargo, el entrenador, Terry Scotts, quiere ofrecer resultados inmediatos y está exprimiendo el quinteto formado por Lillard, Matthews, Batum, Aldrige y Hickson. Los suplentes apenas cuentan y Claver está entre los que menos. Solo ha participado en tres de los nueve encuentros y de forma testimonial. No ha lanzado una sola vez a canasta. Scotts ya lo descarta de cuatro. En la NBA le sucede lo contrario que en la ACB. Siempre es menos fuerte o menos veloz que su par. "Paciencia", le recomiendan los españoles veteranos cuando el calendario los hace coincidir. Buen consejo. Pero también la virtud de los muertos.