El Celta mantuvo sus buenos resultados lejos de Balaídos. Fue una constante la pasada temporada. En esta esos registros incluso se mejoraron. El conjunto vigués se convirtió en el mejor equipo a domicilio de la competición. Ese dominio como visitante provocó que el inicio de temporada de los de Herrera fuese esperanzador. El cuadro celeste iniciaba el curso en la distancia. Murcia y Huelva eran las dos primeras conquistas.

El equipo de Paco Herrera cerró la campaña con once victorias a domicilio. Entre ellas destacan las cosechadas en Zorrilla –clave para sellar el ascenso-, o el Martínez Valero. El Celta salió vivo de otros fortines de la categoría. Arañó un punto de su visita a Córdoba o Alcorcón. Su fiabilidad lejos de Balaídos, junto a los buenos números como local, hacía que el retorno a la máxima categoría estuviese más cerca.

Sólo quedaron cinco fortalezas por asaltar. El cuadro celeste sucumbió en Riazor, el estadio más difícil de la categoría. Mereció más. Mostró una buena imagen, pero la efectividad del Deportivo fue determinante para que la victoria se quedase en la ciudad herculina. Otros cuatro equipos han logrado derrotar en su feudo al Celta. Almería, FC Barcelona B, Las Palmas y Hércules forman junto al equipo blanquiazul ese núcleo de resistencia.