Versiones contradictorias respecto a la agresión que sufrió el árbitro González Cabezas mientras dirigía el Cambados-Caselas de Primera Autonómica. El entorno arbitral habla de brutal golpe. El agresor, el visitante Tuni, aunque arrepentido de lo sucedido, sostiene que fue solo una bofetada.

Los hechos se produjeron en el minuto 57 del encuentro. González, en una anexo al acta redactado ayer, asegura que expulsó a Tuni por doble amarilla. La primera, "por zancadillear a un contrario"; la segunda, "por protestar de forma ostensible una decisión mía".

"El jugador del Caselas se volvió hacia mí propinándome un golpe en la cara con la palma abierta de su mano, derribándome de espaldas", relata en ese anexo. "Una vez en el suelo, el mismo jugador intentó darme una patada, siendo contenido por varios jugadores de ambos equipos". González Cabezas decretó la suspensión del choque antes de dirigirse al centro médico vigués del Castro.

El presidente de la Delegación de Árbitros de Vigo, Fernando Iglesias, aclara que González Cabezas no desea realizar manifestaciones públicas ni que se publiquen imágenes del estado de su rostro. Iglesias, que acudió al campo del Cambados tras ser advertido de lo sucedido por el informador arbitral, anticipa: "Haremos lo posible para que el agresor no vuelva a jugar al fútbol". Ve segura la denuncia ante la justicia ordinaria.

La familia ha indicado a Iglesias que González tiene los ojos amoratados y el labio hinchado. En el parte médico se indica que acudió con "aumento de volumen en labio superior de la boca con equimosis de la mucosa interna, así como dolor a la palpación del tabique nasal sin inflamación a este nivel. Excoriación superficial de piel en cara anterior del brazo". La radiografía descarta la rotura de huesos propios. Iglesias confía en que González esté recuperado para el 13 de abril, día en que tenía previsto realizar el examen de promoción a Regional Preferente.

Tuni, por su parte, reconoce: "Fue una reacción desafortunada. No entiendo cómo actúe así". Aunque arrepentido, rechaza sin embargo varios detalles del relato. "No quiero justificar mi actitud, pero me duelen varias cosas que se han dicho".

Tuni lamenta la versión que se ofreció en un primer instante, que hablaba de un puñetazo brutal y de que el árbitro había quedado inconsciente. "Fue una bofetada sin demasiada fuerza, con la mala suerte de que le cogió la nariz de refilón". Explica su historia. Protestó la amarilla que le habían enseñado por la falta a un rival. Tras un intercambio de frases, el árbitro le advirtió de que podría expulsarlo. Tuni se apartó. Asegura que fue cuando comentaba con el adversario esa tarjeta cuando el árbitro lo expulsó. "Le di la bofetada y se cayó, creo que más del susto o la impresión que del golpe". Aclara que solo le comentó "yo no te dije nada" cuando se dirigió a González mientras este estaba en el suelo, sin intención alguna de patearlo. Y que aunque otros jugadores lo agarraron para apartarlo del escenario, él mismo había decidido irse. Revela que varios jugadores rivales acudieron a hablar con él y decirle que estuviese tranquilo: "Si hubiese sido una agresión brutal, no lo habrían hecho".

Tuni, de 37 años, menciona que su larga trayectoria está libre de antecedentes agresivos, incluso en lances del juego. "Apenas me han expulsado una o dos veces por roja directa y con sanciones de un partido", cifra. Considera "imposible" que las secuelas físicas del incidente sean las que Iglesias describe y está dispuesto a mantener su versión en los tribunales.