¿Por qué los mejores atletas de fondo son africanos? ¿Por qué Jamaica es la mayor potencia mundial de velocistas? ¿Y China la de saltadores de trampolín o Rusia en natación sincronizada y gimnasia rítmica? Muchos de estos interrogantes tienen varias posibles respuestas, pero lo que sí parece cierto es que no se debe a la casualidad. Puede ser la tradición de cada país, pero también hay razones biológicas y fisiológicas que hacen a algunas razas o a los habitantes de determinadas regiones más o menos aptos para según qué deportes. Es el caso de la natación. ¿Por qué no hay casi nadadores negros? Algunas teorías apuntan a su constitución física. En general, las personas de esta raza tienen un cuerpo más musculoso y unos huesos más grandes, lo que dificulta la flotabilidad y sus movimientos en el agua. Pero es solo una teoría que algunos se empeñan en echar abajo. Como Anthony Nesty, el único campeón olímpico en natación de raza negra.

Surinam es un país de apenas 550.000 habitantes y que solo tiene dos medallas en la historia de los Juegos Olímpicos. Ambas fueron conseguidas por el mismo deportista, un Anthony Nesty que fue la sensación de Seúl 1988. Allí, el estadounidense Matt Biondi se presentaba con el reto de igualar a su compatriota Mark Spitz con siete oros en la misma cita. Era como el Michael Phelps de sus tiempos, un nadador inmenso que estaba muy por encima de sus rivales. Al final, Biondi se colgó cinco oros —50 y 100 libres y los tres relevos, 4x100 libres y 4x200 libres y 4x100 estilos—, una plata —en 100 mariposa— y otro bronce —en 200 libres—. Y en la final del hectómetro a mariposa, en la que era el máximo favorito, su verdugo fue un semidesconocido competidor surinamés de tan solo 20 años.

Anthony Nesty nació en Trinidad y Tobago en 1967. Era el menor de cinco hermanos y su familia numerosa decidió al poco tiempo de su llegada al mundo mudarse a Surinam, un pequeño país situado en el noreste de América del Sur entre Guayana Francesa y Guyana, con Brasil al sur y bañado por el océano Atlántico por el norte. Allí, cuando tenía solo cinco años, aprendió a nadar y en la adolescencia comenzó a destacar por su velocidad sobre todo en la prueba de 100 mariposa, en la que compitió por la selección nacional y también por la caribeña hasta que se ganó el pase a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. En la ciudad norteamericana Nesty contaba con 16 años y su resultado fue discreto, ya que no pasó del puesto vigésimo primero. Aún así, los ojeadores del Bolles School de Jacksonville (Florida) descubrieron su potencial y le ofrecieron una beca de estudios y entrenamientos que cambiaría por completo su carrera.

El surinamés se mudó a Estados Unidos y se puso a las órdenes de Gregg Troy, uno de los entrenadores más prestigiosos del mundo de la natación —en la actualidad dirige a Ryan Lochte, el único capaz de cuestionar el reinado de Michael Phelps—. Los resultados no tardaron en llegar. Batió el récord escolar de 100 mariposa y en 1987 fue el gran triunfador de los Juegos Panamericanos de Indianápolis con un oro y un bronce. Aún así, no era el favorito en Seúl. Y la final lo demostró. Biondi dominó en 95 de los 100 metros. Desde la salida cogió medio cuerpo de ventaja a sus rivales, pero solo uno de ellos no se rindió hasta la última brazada. La llegada fue casi de foto finish. Pero al norteamericano el muro se le quedó a medio camino. Con una brazada sola no llegaba y no había espacio para dar otra, por lo que tuvo que dejarse ir ligeramente. Sin embargo, Nesty hizo una llegada perfecta que sirvió para superar a Biondi por tan solo una centésima. 53.00 fue el tiempo del surinamés. 53.01 el del estadounidense.

Nesty lo había logrado, era el primer campeón olímpico negro en natación, pero también el primer oro en la historia de su país, donde su hazaña se convirtió en una auténtica revolución social. El gobierno de Surinam decidió conmemorar el momento con un sello y unas monedas de oro y plata e incluso se imprimió en su honor un billete con su imagen nadando a mariposa y se dio su nombre al estadio de la capital del país, Paramaribo. Pero lo más importante fue la beca para la Universidad de Florida, donde hizo carrera con los conocidos Gators —compartió equipo con el español Martín López Zubero—, con los que ganó tres campeonatos universitarios americanos. Además, desde Seúl 1988 estuvo tres años invitado en la prueba de 100 mariposa, con lo que sumó a su palmarés dos importantes oros, el conseguido en el Mundial en 1991 y otro en los Juegos Panamericanos del mismo año. En Barcelona 1992 defendía el título conseguido en la capital surcoreana cuatro años antes, pero tuvo que conformarse con el bronce al ser superado por su compañero de escuela, el estadounidense Pablo Morales, y por el polaco Rafael Szukala. Tras su retirada, Nesty entró a formar parte del Hall of Fame de la Federación Internacional y el de los Gators, equipo al que actualmente entrena.