La paralización del mercado deja de momento compuestos y sin equipo a Ismael Falcón y Michu, hombres a cuya renovación renunció el Celta en el mismo instante en que se despidió del ascenso. Los responsables celestes consideraban inevitable que estos jugadores recibiesen ofertas de Primera División con las que no podrían competir. Varias semanas después del final de la Liga esa certeza sigue sin transformarse en realidad.

Con Falcón tiró la toalla el Celta y se decantó por renovar a Sergio Álvarez, que compondrá junto a Yoel una dueto de porteros de formación propia. Falcón, de quien con la Liga en curso se llegó a decir que podría regresar al Atlético de Madrid, estuvo después en la agenda del Mallorca, que terminó fichando a Calatayud. La inmovilidad del mercado le dibuja un incierto futuro, aunque de momento se centra en su vida personal. El andaluz se casaba ayer mismo y entre los invitados a su boda estaban compañeros célticos como David Rodríguez.

Con Michu, la relación empezó a enturbiarse antes. Nunca hubo demasiado entendimiento durante las negociaciones para su renovación, ni cuando su padre ejercía de representante ni cuando se puso en manos de la agencia Bahía. La situación llegó a una parálisis total desde el inicio de la pasada temporada, al punto que en realidad hasta hubiera sido complicado verlo de celeste en Primera División.

Tampoco encuentra acomodo el centrocampista, pese a que el Betis consideró su fichaje y las conversaciones con el Rayo Vallecano parecieron avanzadas. Esas vías no han fructificado. Surge ahora el Levante como posible pretendiente, sin que pueda descartarse que el asturiano acabe enrolándose en las filas de algún conjunto de Segunda División. El Valladolid aguarda acontecimientos.