Alistair y Jonathan Brownlee se comportaron como dos "extraterrestres" a su paso por Pontevedra en donde el primero de ellos logró el título de campeón de Europa de triatlón tras superar un pinchazo en la segunda vuelta de la prueba en bicicleta, que le hizo trabajar a destajo para conseguir reagruparse con el pelotón en el que estaban todos los favoritos. Por primera vez en la historia de este campeonato, dos hermanos copan las dos primeras plazas.

La decepción para los aficionados locales fue la actuación de Javier Gómez Noya. El triatleta local, que denunció una agresión en la prueba de natación de un inglés, sufrió severos problemas físicos, seguramente provocados por el calor, y se hundió en la carrera a pie para acabar en el puesto cuarenta.

Precisamente dicha agresión fue la que le impidió a Gómez Noya salir de agua entre los primeros clasificados, pero aún así logró recuperar posiciones tras subir a la bicicleta y llevar el peso de la remontada junto con su compañero, el también gallego, Iván Raña.

No comenzó bien la prueba para Gómez Noya, pero si para Iván Raña que en el sector de natación logró situarse a la altura de los mejores, a pesar de no ser su especialidad preferida. A la transición en el CGTD, llegó un grupo de varios triatletas con una ventaja de 47 segundos, entre los que estaban los hermanos Brownlee.

La situación era problemática ante la presencia de los dos ingleses en el grupo de escapados, pero Gómez Noya e Iván Raña se pusieron al frente de un segundo pelotón y lograron lo que parecía imposible, por lo que la carrera volvía a estar abierta para todos los participantes.

Durante las seis vueltas siguientes no hubo intentos de escapada, a excepción de la última en la que Dmitry Polayansky, que ya había ganado en la Copa de Europa en Pontevedra en el año 2009, el esloveno Pavel Simko, y el inglés Tood Leckie consiguieron una renta de 42 segundos antes de realizar la transición de bicicleta a carrera a pie, mientras que el resto del grupo llegaba muy agrupado.

Las opciones de Gómez Noya para llevarse el triunfo final subieron como la espuma, ya que es en esa especialidad en donde ha logrado sus mayores éxitos. Antes de finalizar la primera vuelta ya habían logrado darle caza a los fugados, pero fue en ese instante cuando los hermanos Brownlee sorprendieron a todos sus rivales al subir el ritmo e irse solos. En ese momento, solo el ruso Polyansky era capaz de aguantar el tirón, mientras que los españoles comenzaban a perder sus opciones a la victoria.

Según iban pasando los kilómetros Alistair y Jonathan Brownlee iban adquiriendo más ventaja gracias a un excelente ritmo, mientras que Gómez Noya e Iván Raña comenzaban a dar muestras de no estar en condiciones de seguir, mientras que comenzaba el resurgimiento de Mario Mola, que poco a poco comenzó a remontar posiciones para situarse en la cuarta, a muy pocos segundos.

La atrevida actuación del español parecía que podría acabar en medalla de bronce, pero el ruso no cedió y logró mantener la ventaja en las dos últimas vueltas, ya muy lejos del dúo inglés que negociaba la entrada en el estadio. Alistair fue recibido como un gran campeón por los miles de personas que abarrotaban la pista, así como Mario Mola, que se quedó a segundos para cumplir su sueño, pero sin duda la gran actuación de la tarde fue para dos gallegos que tuvieron un comportamiento excelente. Noya y Raña llegaron juntos a la meta, el primero de ellos agarrando del estómago, y dándose un abrazo.

La ciudad del Lérez volvió a demostrar ayer estar preparada para acoger cualquier acontecimiento deportivo que se organiza, ya que desde la Federación Europea de Triatlón apuntan que Pontevedra pasó la prueba con una puntuación de sobresaliente, tras comprobar el excepcional apoyo de los ciudadanos con los deportistas en las diferentes pruebas que se vienen celebrando desde el viernes. La grada supletoria situada en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva para 1.800 aficionados se quedó pequeña durante la prueba de elite masculina, mientras que a lo largo del recorrido, había zonas en las que los deportistas tenían problemas para pasar debido a la aglomeración.