Ha llegado el día señalado en las profecías, aquel en que los astros se alinean para señalar el regreso a la tierra prometida. El Octavio Pilotes Posada quiere certificar hoy (20.15) el ascenso a la Liga Asobal. Lo hará si puntúa ante el Barakaldo en el Central, donde suma sus partidos por victorias. O si el Teucro falla ante Anaitasuna (20.30). O si lo hace el Obearagón ante el Barcelona B (20.15). Sin embargo, nadie tendrá el transistor encendido. Nadie distraerá su atención de la cancha olívica por refrescar los otros marcadores en el ordenador. Ha de ser por lo propio para redondear la fiesta.

La octava irrupción en la máxima categoría en la historia del club académico puede lograrse de la forma más holgada. Seis puntos de ventaja con seis en disputa. El average particular con el Teucro favorece. El general con el Obearagón, de forma brutal (43 goles de diferencia). Solo el protocolo en este último caso y la posibilidad de un triple empate, que promueve a los oscenses, han aplazado a esta tarde la celebración. Todos los baremos alientan el optimismo de una resolución inmediata. De Vigo no ha volado un solo punto y en un camino global presidido por la fiabilidad. El Octavio solo ha caído en la cancha de los adversarios poderosos (Anaitasuna, Obearagón, Teucro y Frigoríficos). Lo que la teoría le obligaba a resolver lo ha resuelto en la práctica. Un dato crucial. Puede que el ascenso se ganase en Navia ante el Obearagón. Pero no se ha perdido en canchas supuestamente menores, donde sus rivales directos sí han flaqueado.

El trabajo de Quique Domínguez está semana se ha planteado sobre todo a nivel psicológico. El entrenador detectó ante el Villa de Aranda que la tensión competitiva de la plantilla se había deteriorado, fruto de la Copa del Rey y de que el balonmano nacional en pleno haya dado por hecha la conquista. El riesgo reside en la placidez de la ventaja. A Domínguez le aterroriza que surja alguna grieta en esta situación ideal. Si el Octavio no asciende hoy, se lo tendría que jugar en el Palau, ante el talentoso filial azulgrana. O en la última jornada, en casa, ante el Grupo Pinta, penúltimo clasificado pero en una situación de imprevista ansiedad. Ha de ser hoy.

Domínguez congrega fuerzas. La plantilla se le ha ido resquebrajando y aunque es amplia, la participación de varias piezas ha sido marginal a lo largo del año. De hecho, el técnico ha tenido que activar a Barisic por los problemas de espalda de Polakovic, ha fichado a su hermano Pablo ante la lesión de Cerillo y posiblemente recurra a Mikalauskas en el centro de la defensa para cubrir la ausencia de Cerqueira. Domínguez cuida los detalles y prefiere ocultarle al rival el estado físico real de los tocados. Se supone que Polakovic y Pablo jugarán Se sabrá cuando se levante el telón.

La frescura contará ante un Barakaldo corajudo, digno representante del balonmano vasco. La crisis financiera de la entidad (año y medio sin cobrar) no ha impedido que hayan conseguido con desahogo la permanencia y que incluso tengan alguna opción, más matemática que real, de meterse en el play off. Conviene que los académicos se desprendan del letargo que a veces los lastra en el arranque. Abrir diferencias lo antes posible aliviará la tensión y quizás desencante al Barakaldo. Los aficionados, aunque provistos de confeti y serpentinas, darán el último empujón si es necesario. Hoy puede ser un gran día, cantaría Serrat.

Lugar y hora: As Travesas. 20.15. Árbitros: Alberto Hermoso y Gonzalo Miranda.