El extremo pontevedrés Pablo Domínguez reconoce que no se esperaba que el Academia Octavio le llamase para cubrir la ausencia por lesión de Cerillo en los cinco encuentros que restan para el final de la temporada. El jugador, que lleva un par de sesiones de trabajo a las órdenes de su hermano Quique, admite que "al principio estaba muy sorprendido cuando me llamaron. Estaba jugando la Primera Nacional, la temporada estaba a punto de acabar y me llegó el aviso. La verdad es que es un caramelo poder jugar en un equipo como el Octavio y tratar de ayudarle en lo que resta de temporada".

Domínguez, el cuarto de los hermanos que viste la camiseta rojilla, trabajará a las órdenes de su hermano, algo que desde su punto de vista "es una ayuda porque nos conocemos bien y además, cuando el calendario me lo permitía, me acercaba a Vigo a ver al Octavio y eso también ayuda". Sobre los cambios entra las dos categorías asegura Pablo Domínguez que la principal es "la velocidad con la que se juega en División de Plata".