Una carrera que no entiende de edades, así es la medio maratón Vig-Bay, que cumple mañana su duodécima edición y que, a lo largo de estos años, se ha caracterizado por su gran crecimiento y por su apertura a todo tipo de público. Prueba de ello será la presencia en la línea de salida en la Avenida de Samil de Manuel Rosales Touza y Carmen Vasconcellos, los dos atletas más veteranos en categoría masculina y femenina, respectivamente, que se han inscrito en la presente edición.

Manuel Rosales, de 75 años, tiene un amplio bagaje deportivo a sus espaldas, no solo en el mundo del atletismo, disciplina que practica desde hace treinta años. Antes, en su juventud, se dedicaba al ciclismo, corriendo con gente como Federico Martín Bahamontes o los hermanos Delio y Emilio Rodríguez.

Llegado un día, Rosales, nacido en Marín en 1935, decidió dejar la bicicleta y marcharse a Alemania. Cuando regresó a Galicia, por cuestión de salud, volvió a hacer deporte pero ya a pie, convirtiéndose en uno de los atletas veteranos más reconocidos y laureados, con varios récords mundiales en su categoría.

"Doy un buen rendimiento porque practiqué ciclismo y tengo el cuerpo acostumbrado", comenta Manuel, acostumbrado a los grandes esfuerzos ya que cada año suele completar tres maratones.

La coincidencia de la Vig-Bay con el Campeonato de España para veteranos en Mallorca ha supuesto un quebradero de cabeza para Manuel que, finalmente, optó por la carrera viguesa.

"El año pasado no la pude correr y me gusta el recorrido, por eso la elegí", destaca.

Unos problemas en la clavícula le van a impedir llegar a la cita de mañana en la mejor forma posible. Eso le va a impedir acercarse a sus mejores registros en una medio maratón, que fijó en 1 hora 14 minutos.

"Tengo molestias en el hombro, no pude preparme bien, a ver si hago 1 hora 45 minutos", afirma Rosales.

El tiempo de la prueba es algo que no le preocupa a Carmen Vasconcellos, de 63 años, que correra mañana su cuarta Vig-Bay. La corredora, del club San Miguel, comenzó en el mundo del atletismo en 1999 y desde ese año participa en todo lo que puede.

"Es la prueba más dura que corro, siempre acabo fuera de tiempo pero lo importante es llegar y no tener ningún susto", dice la atleta residente en Baiona.

Las altas temperaturas que se esperan para mañana preocupan a ambos corredores.

"A ver si no hace tanto calor", dice Manuel, algo en lo que coincide Carmen: "afecta mucho al rendimiento".

El amor por el atletismo es algo que se nota en Manuel y en Carmen, lo que se refleja en la cantidad de horas que dedican a los entrenamientos, más en el caso del de Marín, que afronta las carreras de forma más profesional.

Hasta que no pueda más

Tanto uno como el otro no pierden un ápice de ilusión con el paso de los años, prometiendo aguantar corriendo hasta que el cuerpo les diga ¡basta! pero visto lo visto, eso aún queda muy lejos.

"Cada vez me cuesta más porque tardas en recuperarte más tiempo pero mientras el cuerpo y la mente aguanten voy a seguir ahí", relata Manuel Rosales.

Carmen Vasconcellos incide en la misma idea: "tienes que hacer una cosa que te guste, no pierdes la pasión y estoy encantada de hacerlo, seguiré hasta que no pueda más".

Una pasión que transmiten a sus descendientes. El hijo de Carmen correrá también mañana y su nieta, de nueve años, da sus primeros pasos en el club de su abuela. Un amor por el atletismo que le transmite Carmen, la mujer más veterana de la popular carrera.