En el Pilotes Posada suspiran de alivio. "Nando ha vuelto a nacer", asegura el presidente, Javier Rodríguez. "Nos hemos llevado un susto tremendo", confiesa el capitán, Pablo Macías. El joven extremo, víctima del caso, es quien lo ha vivido con menor dramatismo. El pasado sábado, en el derbi de O Gatañal, se golpeó la cabeza contra el suelo. Ayer, tras dos días en el hospital, regresó a casa. Tiene un pequeño coágulo en el cerebro, que los médicos esperan que se disuelva en unos días. "Yo apenas recuerdo nada", indica el canterano.

Fue en el minuto 56:57. El Pilotes intentaba remontar tras un mal encuentro. Nando Martínez saltó desde su esquina, Suso Soliño cerró el paso y el vigués impactó con dureza contra la cancha. El golpe le produjo una brecha en la ceja, de la que manó abundante sangre, y lo dejó inconsciente. Sus compañeros, cuando acabó el encuentro y entraron en el vestuario, se lo encontraron en el suelo, siendo atendido mientras se esperaba a la ambulancia. "La imagen era terrible", se estremece Macías. Según Rodríguez, Nando no despertó "hasta que ya iba por Rande".

Los médicos del Xeral le aplicaron el protocolo habitual. En el primer TAC ya detectaron lo que definen como "contragolpe". El impacto se produjo en el lado derecho, pero el coágulo había surgido en el izquierdo. Nando se quedó ingresado y en observación hasta ayer. Un segundo TAC confirma la persistencia del coágulo. Es pequeño, estable y desaparecerá en días. Rodríguez asegura que el chico quería incorporarse ya a los entrenamientos. No podrá ser. Su cuerpo dictará la pauta. "Me fastidia", dice de su baja, con jaqueca aunque sin miedo. La amnesia le libra de recordar el drama: "El susto fue para mis padres cuando se lo dijeron".