Los caminos del Pilotes Posada y del Frigoríficos del Morrazo vuelven a encontrarse esta tarde en el pabellón de As Travesas donde escenificarán una nueva edición del "derbi de la Ría", un clásico del balonmano nacional y, sin duda, uno de los grandes acontecimientos deportivos que pueden verse en Galicia cada temporada.

A estas horas poco importa que el duelo se produzca en la categoría de plata del balonmano nacional. Aún así, lejos de los focos de la Asobal, mantiene la tensión de los grandes enfrentamientos de rivalidad, los aficionados siguen marcando la fecha en rojo y los equipos viven la víspera con una emoción diferente a la del resto de partidos que le depara el calendario.

El Pilotes llega a la cita cargado con la etiqueta de favorito por dos razones claras: juega en casa y su trayectoria hasta el momento es inmaculada. Cuatro partidos, cuatro victorias. Sus últimos dos triunfos han supuesto una especie de inyección de adrenalina para el grupo que dirige Quique Domínguez: al Anaitasuna se le ganó en Vigo tras remontar tres goles en los últimos siete minutos y al Pozoblanco se le derrotó en su complicada guarida gracias a un gol de Cerillo a falta de dos segundos para el final. Domínguez, prudente como siempre, prefiere recordar las cosas que se han hecho mal para que del vestuario vigués escape cualquier asomo de conformismo. Pero es preferible pulir defectos mientras se van ganando los partidos a rivales llamados a pelear el ascenso con el equipo académico que tener que hacerlo con el escozor de una derrota. El Frigoríficos es uno de estos rivales potenciales de los rojillos en la carrera por alcanzar de nuevo la preciada Liga Asobal, el territorio al que pertenecen ambos aunque hayan sido temporalmente expulsados. Los cangueses han arrancado con más dudas que los vigueses y han cedido dos derrotas en estos cuatro primeros encuentros de Liga, lo que les ha hecho perder un poco el paso con respecto a los "gallitos" de la categoría. Para ellos la cita contra los de Quique Domínguez es especialmente delicada por el boquete importante que podría abrirse entre ambos en caso de que el choque caiga del lado de los rojillos.

En el apartado de las dudas, la principal cae del lado vigués. Rubén Montávez ha mejorado de sus molestias, pero su concurso sigue en el aire y Domínguez no resolverá su presencia hasta poco antes de arrancar el partido en As Travesas. Montávez es esencial para el Pilotes, básico para manejar el ritmo del partido, pero el cuadro académico ha visto con orgullo en las últimas semanas cómo Pablo Cacheda, última criatura salida de su cantera, ha dado un paso al frente y se ha echado el equipo a los hombros en momentos delicados. Sucedió en Pozoblanco y eso ofrece al técnico pontevedrés cierta tranquilidad. También Fran González puede jugar en esa posición y suplir la ausencia de Montávez.

Mucha velocidad

Por lo demás, todo el mundo aguarda un partido algo desbocado, con dos equipos decididos a echar mano de la velocidad de sus extremos y de no permitir ni una concesión a su rival. Lo llevan en su ADN y no parecen dispuestos a renunciar a ese carácter en un partido tan importante como el de hoy. Ambos entrenadores están cansados de verse, de vigilarse a través del vídeo, de analizar sus plantillas, de repasar estadísticas. A estas alturas difícilmente se van a dejar sorprender por algún requiebro táctico. No sucederá aunque tampoco descartan que las circunstancias lleven el partido a un terreno diferente al previsto. El guión anuncia pelea, defensa intensa, mucha velocidad y, salvo monumental sorpresa, igualdad en altas dosis hasta los últimos minutos. Lo mejor para un derbi, para un clásico del balonmano nacional.