Ander Murillo ya es jugador del Celta, aunque aún no existan documentos que lo certifiquen. El jugador se encuentra en Vigo desde ayer y hoy cumplirá el protocolo establecido para estas ocasiones: reconocimiento médico, presentación y entrenamiento con sus compañeros si da tiempo, ya que la plantilla parte con premura hacia Ferrol para disputar allí un nuevo amistoso. Con el bilbaíno se apuntala la defensa y se cierra en teoría la plantilla, a expensas de que pueda producirse alguna venta.

El fichaje de Murillo ha sido una operación compleja, que ha experimentado varias fluctuaciones en su temperatura. El interés del Celta encontró una cálida respuesta en el jugador. El guipuzcoano (San Sebastián, 22-7-1983) se decantó enseguida por el proyecto celeste ("creo que se puede lograr el ascenso a Primera", ha declarado) y se ha mantenido fiel a su palabra. Incluso en los peores momentos, cuando la situación se estancó y se hizo gélida. No en su relación con los vigueses, sino con el Athletic. Murillo tiene un buen sueldo, de elite. En el Celta cobrará mucho menos. Por eso pretendía una cierta indemnización a cambiar de librar al Athletic de su última campaña de contrato.

Y ese es el quiste que ayer el agente de Murillo, Iñaki Ibáñez, quiso extirpar para que el camino hacia Balaídos quedase expedito. Faltaban papeles, pero el acuerdo con el Athletic es total. Con el Celta ya estaba todo atado. Aunque desde Praza de España no anticipan detalles, todo apunta a que el defensa firmará hasta junio de 2011.

Es una apuesta a corto plazo, por tanto. El Celta cierra las grietas en su retaguardia que dejó la decisión de no renovar a Noguerol. Murillo es polivalente. Ofrece alternativas al flanco derecho del eje defensivo. Habrá sustituto para Ortega si éste, al que Herrera considera de "alto riesgo físico", se lesiona. Y el recién llegado también podrá ejercer como lateral llegado el caso. Hugo Mallo era hasta este instante el único ocupante nato, toda vez que Víctor Vázquez ha regresado al filial.

El jugador, por su parte, se implica en el asalto celeste al ascenso y podrá disfrutar el próximo verano de una carta de libertad que elevará su cotización si rinde en Balaídos. Murillo descolló pronto en Lezama y estuvo entre las piezas importantes durante varias campañas. Pero con Caparrós había ido perdiendo peso y el año pasado fue cedido al Salamanca, con el que disputó 37 choques. En Vigo busca nuevos bríos.

Con este experimentado defensa se cierra la plantilla, a expensas de las sorpresas que pueda deparar el mercado en estos últimos días de negocio. La directiva céltica sigue abierta a todo tipo de ofertas por sus jugadores. Preferiría vender a Falcón, Michu o Trashorras por diferentes causas (sueldos o extinciones inminentes de contrato), pero no hay interés concreto por ellos. La Juventus, en cambio, se ha fijado en Hugo Mallo. Sería difícil decir que no a un suculento millón de euros italiano, pese a lo mucho que se confía en el marinense y a que su marcha volvería a reabrir la carestía en defensa que la llegada de Murillo soluciona. Mandará Don Dinero, cuyos caprichos es difícil pronosticar.