Fiel al guión que sigue durante toda la temporada, el Kics Ciudad de Vigo echó por tierra en el último cuarto el gran trabajo realizado en los tres primeros, sobre todo en el tercer, y cedió una nueva derrota, que deja a los vigueses con la soga al cuello después de la victoria del Tarragona, que ahora se marcha con cuatro victorias de ventaja además del basketavergae a siete partidos para la conclusión.

El partido evidenció que la confianza en la Liga se paga caro. Tras ponerse cuesta arriba el asunto en el tercer tramo, el ataque desesperado en el último cuarto sirvió para dar la vuelta al marcador con sufrimiento, cuando el equipo estuvo al borde del abismo.

Y eso que el encuentro ya amaneció frío. El 0-3 lo equilibró Nacho Martín, sustituto de DP en el primer minuto por un golpe en el dedo meñique del británico. Con un juego espeso por ambos equipos y un marcador paralelo, Abós buscó en las rotaciones la eficacia. El CAI se despegaba de manera mínima pero desde el perímetro los de Povea igualaban. Lescano ofreció un alley-oop a Nacho Martín para desperezar el choque y elevar los decibelios de los Inchas Lleons, fieles con su voz desde el inicio. En el último minuto volvieron DP y Junyent para estirar una ventaja que los gallegos desde el triple limaron para cerrar el acto (19-17).

Un 5-0 de parcial en el inicio del segundo acto llevó al Kics a parar el asunto en apenas 90 segundos (24-17). Los rojillos encontraron el hueco en el juego interior y los gallegos en los triples –Ruiz de Galarreta especialmente- hasta el 31-30. La triple rotación de Abós llevó a pista a Quinteros, Martín y Hettsheimeir y el equipo se animó antes del descanso.

Rivero tripleó a la vuelta de la pausa para animar la cosa (40-34) pero un par de despistes apretaron el asunto y se adelantaron los vigueses (40-41, min.23). La sombra alargada de la sorpresa espoleó al público que comenzó la música de viento en cada acción visitante, sin evitar eso sí el 43-46 y el tiempo muerto de Abós, con la inquietud instalada ya en el graderío. El encuentro estaba atascado y a remolque para los locales sin que nadie tuviera la barita mágica que conviertiera la calabaza en carroza, hasta cerrar el tercer asalto en clara desventaja para el CAI Zaragoza (46-56) y poner el encuentro contra las cuerdas.

El cuarto decisivo fue un ejercicio de fe caísta ante un rival enrachado. Un 2-6 agravó la cosa (48-62, min.33). La defensa zonal gallega dificultaba más al desacertado tiro exterior de los de Abós. Para entonces, cuando el agua viguesa llegaba hasta la nariz de los caístas, alguien taponó el desagüe del desastre para emprender la resurrección y subir a la superficie.

Con parcial 14-3 primero, se animó el asunto mediado el tramo. Remar o morir en la orilla. A 2,40 del final, Rafa Hettsheimeir, el jugador más valorado del partido (17 puntos, 10 rebotes), adelantó de nuevo al CAI 69-67 y el pabellón se encendió para caminar sobre las aguas viguesas y obrar el milagro de una remontada para la historia.

El próximo viernes, los vigueses reciben en el pabellón de As Travesas, un partido que puede ser la puntilla definitiva, o bien un último salvavidas para mantener la fe en soñar con evitar la última plaza.