Conmoción en el Celta. Un grupo de acreedores, del que forman parte cuatro futbolistas, ha pedido la capitalización en acciones de la deuda, por un total de 3,5 millones de euros. Su objetivo final es recuperar el máximo posible de su dinero. A corto plazo, ejercerán un control exhaustivo de la directiva. De hecho, en la junta general de diciembre forzarán su entrada en el consejo de administación.

Pablo Viana es el cerebro de la operación. Viana fue asesor legal del Celta durante la etapa de Horacio Gómez (también en los primeros tiempos de Mouriño), aunque el ex presidente no tiene relación con este movimiento. Viana y el también letrado Pablo Estévez, a quienes el Celta debe dinero por sus servicios antes de la entrada en concurso, han ido recolectando voluntades de otros acreedores. En su grupo militan una empresa de limpieza y varios futbolistas: Baiano, Sales, Contreras y Placente. El argentino es el que aporta más deuda, 2,3 millones. El resto eleva la suma a 3,5. Agus también ha formalizado la petición de capitalización, aunque se lo está pensando. Están tramitando la documentación necesaria para sindicarse y aparece como una sola figura a nivel legal.

Estos acreedores, como los restantes, podían elegir entre tres opciones para manejar la deuda ordinaria que el Celta mantiene con ellos. El convenio aprobado al final del proceso concursal les permitía cobrar el 15 por ciento en cinco años; el 50 por ciento en una plazo máximo de 30 años y siempre detrayéndolo del 20 por ciento de los traspasos de jugadores; la capitalización de todo o parte de sus créditos. Han seleccionado la última vía ante la reducción brutal o la incertidumbre que suponían los otros caminos ("¿a quién traspasarán en el futuro si ya han vendido a Ghilas y Joselu este año?", se preguntan).

"No hay nada oscuro ni nadie detrás de nosotros", aclara Viana. "Somos un grupo de acreedores que queremos recuperar el máximo dinero posible. No engañamos a nadie. Nuestras acciones están a la venta desde el primer momento". Añade que "mientras esto no suceda, buscaremos el beneficio del Celta. Somos gente que ha vivido el club, que lo siente y lo sufre. A todos nos conviene que vaya bien".

El porcentaje que sus acciones supongan sobre el capital social dependerá de cuanto se cubra de los 20 millones de euros de ampliación que se han aprobado. La directiva creía que sólo Mouriño capitalizaría su deuda preconcursal, cifrada aproximadamente en 3 millones de euros. El presidente puede cubrir parte de esa cantidad, toda o incluso más adquiriendo acciones que queden libres. Hay mucho margen de acción, a costa de desembolsar dinero.

La distribución de porcentajes resulta esencial. El grupo de Viana quiere tener representación en el consejo de administración, compuesto actualmente por el número mínimo de siete miembros (el máximo es de quince). Mouriño puede incluir a quien quiera en la directiva dentro de esos límites gracias al poder de aprobación que le dan sus acciones. Pero alguien externo puede forzar su inclusión si posee los títulos suficientes, que se hayan dividiendo el capital social entre los consejeros ya nombrados. Viana calcula que tendrán entre el 20 y el 25 por ciento. Se aseguran un miembro en el consejo, bordeando el segundo. Para limitarles a un porcentaje inhábil e impermeabilizar el consejo, Mouriño tendría que adquirir un número elevadísimo de acciones. Porque además quizá Viana y los suyos reciban la adhesión de Equipo Celeste, capitaneado por Javier Alonso, que compró acciones cuando se enfrentó a Horacio Gómez y desde entonces tiene esa inversión inmovilizada.

Una vez dentro del consejo, Viana asegura que diseñarán su política en función de la actitud del consejo. Están tan dispuestos a colaborar como a sostenerse en un escenario beligerante. Podrán fiscalizar la vida del club, solicitar auditorias, provocar reuniones del consejo, escrutar los planes de Mouriño... Al presidente le ha salido una oposición sólida, que Viana, Estévez y un letrado del bufete de Montes timonearán. El Celta, en cierto modo, se ha "valencianizado". Sus duelos empresariales adquirirán tanta emoción como los futbolísticos.