Un gol sobre la hora de Gonzalo Higuaín condujo a la remontada a un Real Madrid que enloqueció al ver perdida la Liga y remontó cuando se conducía al vacío sin fútbol pero con pegada, ante un Getafe contagiado finalmente de la histeria del Santiago Bernabéu.

Un duelo de altas revoluciones. Fútbol en pura esencia que sobrepasó a los protagonistas, con gestos inexplicables como las agresiones de Pepe y Javi García o el penalti “a lo Panenka” lanzado por Casquero, a las manos de Iker Casillas, a segundos del final antecediendo otro gol para la historia de Gonzalo Higuaín.

Dos ‘cachorros’ madridistas: Roberto Soldado y el ‘pirata’ Granero instalaron el pánico en el que debería ser su estadio si corriesen tiempos mejores para la fabrica blanca. Primero perdonó Soldado, rematando alto un centro de Manu a los tres minutos.

Nada pudo hacer, seis minutos después, la estirada de Iker ante la especialidad de Soldado, un cabezazo a centro de Granero.

La impotencia definía el juego del Real Madrid. El enfado aumentaba en la grada ante la falta de criterio de un equipo que se desinflaba sin ‘Lass’. Un centro en un gesto de calidad de Van der Vaart, con el exterior del pie izquierdo, que remató Huntelaar chocando con Stojkovic, fue la única noticia en ataque.

Pero el fútbol no entiende de justicia y en la última jugada del descuento de la primera mitad. Cuando el aficionado se preparaba para su silbido de mayor fuerza, un cabezazo de Gago provocó la duda en el repliegue de la zaga visitante y el más listo de la clase, Higuaín, recogió el balón muerto y escorado marcó a puerta vacía.

El Madrid dominó en el segundo tiempo pero las contras del Getafe siempre tuvieron muy mal aspecto. Guti empezó a filtrar pases mientras el partido se rompía por todas partes. Pero Huntelaar estuvo desacertado y Stojkovic especialmente atinado. El público daba aliento a un Real Madrid volcado, lleno de huecos en defensa, y el silencio se apoderó del coliseo blanco unos segundos, cuando una asistencia de Gavilán a Albín, el verdugo de la primera vuelta, lo envió a la red el uruguayo. La Liga estaba perdida.

Restaban siete minutos para el final y sólo la épica podía salvar al Real Madrid. Guti metió de nuevo a su equipo en el partido, con un disparo a la escuadra de una falta rigurosa. Superado por los acontecimientos, en otra contra del Getafe, Pepe perdió los papeles. Cometió un claro penalti sobre Casquero a quien además agredió cuando estaba tendido en el suelo.

Dos minutos para el final y en las botas de Casquero estaba el punto y final del campeonato además de la salvación de su equipo. La parada de Iker fue el último impulso para un Real Madrid al que, de nuevo, salvó la varita mágica de Higuaín. Sobre la hora, soltó un latigazo de rabia directo a la red.