-¿Qué le dice el cuerpo, a día de hoy, sobre el futuro del club?

-Me dice que las cosas están complicadísimas. Pero yo, en la vida, soy optimista por naturaleza. Soy de los que creen en las posibilidades de la gente. No sé hasta dónde nos podrá llevar este optimismo. Por mucho que haya, si no hay medios, será difícil que seamos capaces de mantenernos. Todo va a depender de nuestro trabajo, de que haya gente en Vigo que se moje en el tema. Las implicaciones personales y empresariales nos permitirán mantener viva la llama de la esperanza.

-Quiere reunirse con sus directivos para decidir. Pero uno tiene la impresión de que ellos respaldarán lo que usted diga.

-Tampoco van a lo que yo diga. Hay directivos que igual que yo firman pólizas de crédito. No soy yo solo. Las decisiones son democráticas. Éste no es un club presidencialista, aunque yo pueda convertirme muchas veces en el portavoz. No pensamos todos igual. Analizaremos el futuro. Somos seis. Si cuatro dicen que no, se jorobó el tinglado. Sopesaremos y valoraremos situaciones como la tremenda cantera que tenemos. Cuatro infantiles nuestros van con la selección gallega a Huelva. Para que suceda eso hay entrenadores que han trabajado con ellos muchos años. E igual con los alevines, las escuelas… Esto no puede desaparecer de un día para otro. Lo pongo en un plato de la balanza. En el otro plato, hace falta dinero para que todo esto exista. Y hablo de dinero empresarial. En el institucional sí creemos. La situación está difícil, pero hay que trabajarlo.

-Lo que debe decidir la directiva es si sigue adelante en la confianza de encontrar posteriormente un patrocinador.

-Es así. Nos diremos: “Bueno, señores: ¿adelante o no? ¿Adelante buscando ese patrocinador o atrás sin buscarlo?”.

-¿Qué tiempo tendría después para encontrar ese patrocinador?

-Las fechas que nos presionan son primeros de junio. Son las fechas oficiales de inscripción de los clubes en las distintas competiciones. Si llegamos a finales de mayo sin nada habría que repensárselo.

-¿Le angustia o le libera pensar en la desaparición del club tras cuarenta años al frente?

-Hay gente en la directiva que lleva casi tantos como yo de jugador, directivo… Sería un palo muy duro para todos. Hemos dedicado muchísimo trabajo y muchísimo tiempo en el club, no digo ya dinero, a un deporte minoritario que apareció con nosotros y tal vez desaparecería con nosotros. No nos gustaría ser los enterradores del club.

-Hay 200 niños, sus canteranos, esperando qué sucede.

-Las gradas se llenan en los festivales de los pequeñitos con los padres, abuelos, tíos, primos… Es muy gratificante. Sería una pena que todo esto pudiese desaparecer. Ni pienso en ello ni en que hay un patrocinador, sino en la situación a día de hoy. Tenemos muchas deudas con los jugadores, que lo han entendido muy bien. Nadie nos ha exigido ni puesto una pistola en el pecho. Los que se fueron, se fueron, y cuando haya dinero se les dará; los de aquí, igual, aguantando. La realidad es la que es. Terminamos la temporada muy mal. Descendimos. No hay nada que decir ni analizar. Y el futuro, sin un patrocinador, es muy complicado.

-Estas angustias suyas y de otros clubes son cíclicas, más allá de la coyuntura económica. El ciudadano se preguntará si no hay forma de evitarlo.

-Nuestros ciclos son con dientes de sierra muy separados. Cuando nació el club, los frailes de los Maristas se volcaban para que estuviésemos en División de Honor; la época buena y gloriosa coincidió con Elías Alonso Riego; luego, cuando nos patrocinó Larsa en los noventa y jugamos competición europea. A partir de ahí, hemos estado muchos años sin patrocinadores, echando mano de amigos y políticos. Respondieron para ayudarnos y espero que respondan ahora y entre todos encontremos un patrocinador para seguir viviendo sin necesidad de estar todo el día llorando. Porque a nadie le gusta llorar de esta manera, pero la situación es real. Sólo hay dos opciones: o para delante o para atrás.