Argentina sufrió una enorme varapalo en la altura de La Paz ante una Bolivia sobresaliente (6-1), que se acerca a la quinta plaza del grupo sudamericano de clasificación para el Mundial mientras abre la primera herida en la albiceleste de Maradona.

Los argentinos, con la altura como coartada, ofrecieron una imagen mediocre y sobre todo frágil en defensa, hasta encajar seis goles de una Bolivia más ágil, pero que hasta ahora no había hecho valer las particulares condiciones de La Paz porque firmó sendos empates frente a Colombia y Paraguay y perdió con Chile.

Maradona, que estrenó su condición de seleccionador de forma placentera ante Venezuela (4-0), varió su once. Dejó a Agüero en el banco, volvió a contar con cuatro en el fondo -incluido el madridista Heinze- y situó en la punta a Messi y Tévez.

Pero Argentina nunca fue un equipo en La Paz. Desde el comienzo sufrió el vendaval de los bolivianos, que hacían una presión axfisiante. Ni Gago ni Mascherano eran capaces de taponar y Bolivia se hartó de probar a Carrizo en los primeros veinte minutos de juego hasta que Martins hizo el primero a los 11 minutos de juego, aprovechando un balón suelto en área albiceleste.

Argentina nunca se encontró. Su fútbol pausado no tenía razón de ser en La Paz y la portería rival siempre le quedó muy lejos. Sólo Messi, único capaz de hacer una arrancada desde cincuenta metros y llegar con clarividencia al área rival, tras pared con Tévez, puso en apuros a Bolivia.

Porque el empate argentino fue casual. Un disparo de Lucho González que no supo atajar un desafortunado Arias después de que el balón le botara delante suya. Bolivia siguió a la carga y se adelantó de nuevo superada la media hora gracias a un penalti transformado por Botero tras una falta del lateral del Inter Zanetti, que arrolló a un oponente.

El partido se deshizo del todo antes del descanso con el tanto de Da Rosa, que dejó en evidencia a la zaga albiceleste. Un balón largo del portero lo trabajó Botero, quien asistió en el segundo palo a un Da Rosa que entraba sólo para remachar de cabeza el tercero.

Una distancia sideral en el marcador y en el juego porque Argentina era incapaz de aportar soluciones. Ni Messi ni Tévez enganchaban una pelota y en los costados Maxi y Lucho andaban desaparecidos.

Un panorama que adquirió tintes muy negros para los de Maradona con el recital de Botero en el segundo acto, con dos nuevos tantos para firmar el triplete, la expulsión de Di Maria a media hora del final tras la patada de la impotencia y el remache a la obra boliviana, de Torrico con un disparo desde fuera del área.

La derrota no compromete las opciones mundialistas de Argentina, que seguirá dentro de las cinco primeras de la clasificación, pero escuece de manera notable en la etapa de ilusión que se había iniciado de la mano de Maradona.