2 - Celta: Notario; Fajardo, Rubén, Peña, Roberto Lago; Oscar Díaz (Jonathan, m.82), Rosada, Michu, Dani Abalo (Noguerol m.87); David Rodríguez (Maris, m.74) y Dinei.

0 - Zaragoza: López Vallejo; Chus Herrero, Ayala, Pulido, Paredes; Arizmendi (Hidalgo, m.56), Zapater (Songo'o, m.65), Gabi, Caffa; Ewerthon (Braulio, m.73) y Oliveira.

Goles: 1-0, m.61: Dinei. 2-0, m.86: Dani Abalo.

Árbitro: Pino Zamorano (Comité castellano-manchego). Mostró tarjeta amarilla a David Rodríguez y Noguerol por el Celta de Vigo; y a Ayala, Arizmendi, Gabi y Pulido por el Zaragoza.

Incidencias: Encuentro correspondiente a la decimosexta jornada de Segunda División disputado en el estadio municipal de Balaídos ante unos 7.000 espectadores.

El Celta relanza su candidatura a la carrera por el ascenso con un reparador triunfo ante el Zaragoza, la perla de la Segunda División, al que desarboló con un vendaval de juego. El grupo de Murcia retoma la senda de la victoria con su mejor versión, frente a un adversario cuyo plantel causa envidia en Primera, que sucumbió con incontestable autoridad a manos de un Celta con renovados recursos y extraordinaria brillantez en el desempeño.

Los tres puntos obtenidos frente a tan poderoso rival redimen a los celestes del tropiezo ante las Palmas y les permiten recuperar terreno en un momento de incertidumbre, pero sobre todo confirman que el equipo dispone de capital futbolístico para mantener elevado el listón de la ambición si la tensión es adecuada, el planteamiento ambicioso y la gestión del banquillo, atinada.

Pepe Murcia sorprendió con una efectiva vuelta de tuerca a la pizarra: sentó a Trashorras y a Ghilas y apostó por un esquema de dos delanteros con David Rodríguez acompañando a Dinei y Óscar Díaz y Abalo como extremos. Un planteamiento inédito en el que el técnico empleó de partida recursos habitualmente reservados para los últimos diez minutos y que permitió al Celta generar un inesperado aluvión de fútbol.

Los celestes arrancaron en tropel, se apoderaron de la pelota y la hicieron fluir con velocidad hacia el área de López Vallejo. El Celta explotó con avidez las bandas y circuló el balón con criterio frente a un rival desconcertado, que ofreció lagunas defensivas impensables. Michu y sobre todo un impecable Rosada se mostraron extraordinariamente activos en las producción del juego, que llegó al portal del Zaragoza en oleadas. En apenas siete minutos, los de Pepe Murcia generaron cuatro ocasiones muy claras con protagonismo de David Rodríguez, que dilapidó un mano a mano frente a López Vallejo.

El Celta lo hizo casi todo bien: defendió bien, elaboró mejor y arrinconó a su poderoso adversario en una parcela de terreno con un manejo del balón apabullante. Pero los de Pepe Murcia fallaron la definición y dejaron escapar con vida a un rival que poco a poco fue recuperando resuello. Y esto, frente a un equipo con la pegada del Zaragoza es una temeridad. Los maños sufrieron sin daños graves y hasta pudieron voltear al Celta con un latigazo a la contra. Ewerthon, el hombre gol de los franjinegros, estrelló un contragolpe en la cepa del poste con Notario vencido y, acto seguido elevó el balón por encima del larguero en otra jugada con muy mala pinta para los de Balaídos.

Las fuerzas se equilibraron. Al Celta le costaba pisar área y el Zaragoza, sin perder la timidez, retenía algo más la pelota y se asomaba un poco al partido. Y_en esto apareció Dinei. El brasileño, hasta entonces bastante apagado, emergió de la nada para reactivar al Celta con un gol asombroso. Un verdadero misil precedido de una sutil combinación iniciada por Michu y magistralmente servida por Rosada, cuya capacidad creativa causó pasmo.

El Zaragoza reaccionó dando entrada a un tercer delantero, Songoo. Murcia respondió con Maris y el Celta pudo sentenciar a la contra. El partido se descosió. El balón cambiaba vertiginosamente de área y en medio de la refriega el entrenador celeste dio entrada a Jonathan Vila para blindar el medio campo con un tercer medio centro. Pero no le hizo falta administrar su ventaja porque Dinei volvió a aparecer para descerrajar un tiro en la nuca al Zaragoza. El brasileño controló en el lateral del área un balón aparentemente inocuo, zigzagueó hacia la portería entre la defensa y sirvió con astucia a Dani Abalo que, llegando desde atrás, cruzó el balón lejos del alcance del portero. Acto seguido Murcia reforzó la línea de contención con Noguerol con el Zaragoza ya deshauciado.